Como todo optimista, Dayron Martínez Rodríguez sabe que esos tiempos regresarán y más temprano que tarde la Universidad de Las Tunas recuperará su cotidianidad. Mientras ese momento llega, este camagüeyano, hijo de Las Tunas por voluntad y afecto, anda, como casi siempre, envuelto en una vorágine útil y creadora.
