Nada es más hermoso que la sonrisa de un niño. Saberles sanos, protegidos, confiados de su provenir resulta para cualquier cubano un sueño y una realidad cotidianas. Caridad Torres Henry, es consciente de ello, lo sabe no porque de sus entrañas haya brotado la vida sino porque también conoce del dolor y los extravíos que a veces tuercen el mundo de sueños de la infancia.



