Las Tunas.- Con un concierto de gala, que entrelazó el séptimo arte con la música en vivo, concluyó la trigésima primera edición del Festival de Apreciación Cinematográfica Cinemazul.
La velada, celebrada en el Cine Teatro Tunas, estuvo protagonizada por las interpretaciones de las Orquestas de Cámara y Sinfónica, junto a talentos de la enseñanza artística y la participación estelar de la solista Lilisbet Fernández Escalona, el trovador Jesús Ricardo Pérez Sicilia y la actriz Elizabeth Borrero, quienes ofrecieron un recorrido por emblemáticas bandas sonoras del cine.
Sin embargo, la noche tenía un propósito central: reconocer la labor de los cineclubistas, esos pilares fundamentales en la promoción del buen cine en sus comunidades. La ceremonia de premiación fue un emotivo reconocimiento a esta dedicada labor.
Un palmarés para los impulsores del cine
La gala sirvió de escenario para la entrega de varios galardones colaterales. El periódico 26 distinguió a Rubicel González Tamayo, mientras que el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) premió la trayectoria de Idelmar Cardoso Gómez.
La Dirección Provincial de Cultura otorgó un premio especial a Lino Almaguer Mastrapa y la Mención especial del certamen recayó en María Carla Acosta García. Asimismo, se concedió un premio de participación a María de los Ángeles Rodríguez Salazar.
El momento cumbre llegó con el anuncio del Gran Premio «Ola» de esta edición, el máximo lauro del festival. El galardón fue para Idelmar Cordero Gómez, de la provincia de Holguín, por su presentación de la cinta francesa «La Chica del Tren».
El ganador: un cineclubista de corazón
En entrevista exclusiva con Tiempo21 Idelmar Cordero compartió la pasión que lo mueve. Oriundo del poblado holguinero de Buenaventura, relató cómo desde hace 12 años modera un cine club en el Cine Moscú, reuniendo mensualmente a 18 personas.
«Ahí nos reunimos todos los meses… hace 12 años. Para hablar de buen cine», afirmó Cordero, describiendo a su heterogéneo público. «Yo tengo intelectuales, poetas, y también campesinos que les gusta el cine, amas de casa, estudiantes universitarios, etc».

Idelmar Cordero, ganador del Gran Premio del Cinenazul. (Foto de la autora).
Para Idelmar, su labor va más allá de proyectar una película; se trata de «tramitarles un viaje completo» a los asistentes. «Yo trato de que entiendan un filme no solamente por la belleza del argumento, sino por la belleza técnica también. Porque el cine recoge siete artes en uno solo para darnos el gustazo a los sentidos».
El cineclubista confesó que su regreso a Cinemazul, tras un alejamiento por razones de salud y familiares, fue casi fortuito, sustituyendo a un compañero enfermo. A este festival llegó con La Chica del Tren, una película del director francés André T. (de Chinet) que, según explicó, le costó trabajo entender por tratarse de un «cine de autor» con un sello muy particular.
La Chica del Tren: un viaje cinematográfico y social
Cordero analizó con profundidad la cinta ganadora, basada en un hecho real ocurrido en París en 2009. «Es una crítica… al hecho de cómo las comunicaciones actuales convierten algo viral sin un fundamento», explicó, refiriéndose a la historia de una mujer que inventa una agresión en un tren suburbano, un caso que llegó a captar la atención del entonces presidente de Francia sin una investigación previa.
El ganador extendió una invitación a sumergirse en esta obra. «El que quiera ver buen cine francés, cine de autor… que se monten en ese tren que se monta Janette, la protagonista».
Con la entrega del Gran Premio Ola a Idelmar Cordero, el Festival Cinemazul reafirmó su compromiso de reconocer y estimular la apreciación cinematográfica de calidad, celebrando a aquellos que, desde sus comunidades, acercan cada obra «más al pueblo» y encienden la magia del cine en las pantallas y en los corazones.
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