En Las Tunas existe un desorden en no pocos asuntos de la economía y la sociedad. Cuando falla la institucionalidad que en lo local no es más que conjunto de normas, reglas del juego, arreglos y formas de organización que posibilitan la interacción entre autoridades públicas, organizaciones de la sociedad civil y empresas, pues fallan muchas cosas, porque es una cadena. A nivel de país la institucionalidad. Y pregunto ¿cómo ordenar el desorden?
Cuando hay falta de civismo hay desorden. También hay desorden cuando hay indisciplinas sociales, se pican las calles, se planta una venduta ilegal en cualquier lugar, hay salideros de agua, vertimiento de basura, falta de urbanismo.
Y llamo la atención sobre estas aristas:
El desorden en los precios de todo tipo de producto y servicio. Las ventas de todo tipo de manera ilegal. La venta de productos industriales y otros que son deficitarios en las redes de comercio estatal.
La nación es como la familia grande y en la provincia es igual, circunscrito al entorno. Ahora, en el caso de Las Tunas ¿se trabaja en busca de la prosperidad colectiva cuando no son pocos que solo piensan el dinero sin importarle el problema del otro? Como dijo el Presidente cubano Miguel Diaz-Canel en una ocasión: ¿Cuál puede ser la cuota de entrega personal para el crecimiento colectivo?
Hay que pensar como país desde la provincia, el municipio, el barrio. Eso es dar soluciones en medio de dificultades y unirnos a la máxima expresión. Es pensar y materializar las ideas de cada cubano, siempre que estas aporten para el bien de todos o la gran mayoría.
Y digo más: ¿se ha perdido en alguna medida la identidad del cubano y el tunero materializado en este caso en ser alegres, solidarios, hospitalarios, amistosos, sociables?
Solo hay que reflexionar sobre este asunto, y desde la posición de cada uno, de todos y con énfasis en las instituciones, hay que acabar con el desorden que corroe a la sociedad y puede desmoronarla.
/lrc/
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