Las Tunas.- La Covid-19 llegó y transformó nuestras vidas, por el peor de los motivos hemos tenido que readaptar realidades y cambiar rutinas, tomar actitudes impensadas hace poco más de un año, todo lo que sea necesario para frenar la pandemia.

Distanciamiento social, teletrabajo, aislamiento domiciliario, códigos que nos alejan físicamente, pero nos hacen más fuertes y precavidos a la hora de tratar con la temida enfermedad.

Hoy, más que nunca, debemos hacer valer esa ideología comprobada en cada época, raza y religión, de que la cultura, salva.

Porque… ¿cómo aprovechar el tiempo demás en casa, esas horas de compartir en familia, incluso de introspección, esos momentos para los que antes no había espacio y hoy nos son impuestos, cómo mejor emplearlos, que entregados a la cultura y el arte?

Es hora de leer por fin aquel libro que hace tanto espera por ti en la cabecera de la cama, disfrutar esa multipremiada película que según amigos, no te puedes perder, escuchar música nueva, vieja, de aquí y de allá, cualquiera para tocar la fibra y hasta mover los pies.

Tiempo para explotar nuestro lado creativo, ese que todos tenemos, algunos más dormido y otros a flor de piel, ya sea por entretenimiento o para ejercitar el cerebro, por ocio o sincera pasión.

Aún mejor, hacer de estos momentos, espacios para toda la familia, compartir con los nuestros lo que apreciamos, amamos y divierte, es un obsequio mutuo, de esos únicos que enseñan, inspiran y engrandecen el alma.

Cuando impera la tensión, el estado de alerta y la precariedad, debemos encontrar vías para escapar, convertir la escena a nuestro favor y asirnos a la esperanza, el arte es uno de esos caminos, de los más puros y amenos de transitar, salgamos de esta epidemia ilesos, más sensibles y espirituales.

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