Bartle en el tiempo

16 de Dic de 2020
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Las Tunas. – La Legua era el nombre de un extenso bosque, a unos 23 kilómetros de la entonces pequeña ciudad de Las Tunas allá por el año 1902, cuando algunos hombres emprendedores comenzaron a edificar un grupo de viviendas con una arquitectura al estilo anglosajón con sus característicos bungalow en una zona huérfana de caminos. Así, se crearon las bases de lo que sería el poblado de Bartle, todavía la Legua, por donde pasaba el ferrocarril central, y era considerada una zona de importancia económica y estratégica, perteneciente al Hato de Rompe.

Como la zona era un extenso bosque en ella se asentaron colonos de origen canadiense, que fomentaron la exportación de madera aserrada, al tiempo que sembraron notables áreas de cítricos, pero no progresaron por la pobreza de sus aguas subterráneas y escasos ríos. De ahí que muchos de sus pobladores se fueron hacia otros lugares y los nuevos terratenientes que llegaron empezaron a desarrollar la ganadería.

El poblado fue conformándose con un particular trazado arquitectónico, por lo que su imagen era acogedora, a partir de un eclecticismo en el que predominan construcciones de diferentes épocas y estilos.

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Así, Bartle comenzó a vivir su tiempo y sus habitantes se arraigaron en la zona, privilegiada por el paso del ferrocarril central, pero fue lento su andar hasta que se estancó su desarrollo. El 16 de diciembre de 1958 fue liberado por el Ejército Rebelde e inició una nueva etapa en su ascenso hacia el futuro.

Con más de seis mil 600 habitantes. hoy el poblado es el más importante del municipio de Las Tunas. Y se destaca por cinco fábricas: de vinos y rones, la industria de bolsos y mochilas Thaba, la fábrica de galletas, el aserrío y dos panaderías; cuatro escuelas, dos salas de televisión y una red de comercio y gastronomía con varias unidades, la estación de ferrocarril, dos cooperativas agrícolas, un banco, farmacia, un policlínico con servicios de hospitalización, cuatro consultorios del médico de la familia, un combinado deportivo, un cine y un sistema de acueducto.

No obstante, esa población lamenta la pérdida de una pescadería, la dulcería y un restaurante y reclaman un mejor servicio de transporte hacia y desde la capital provincial.

Los residentes allí tienen un nivel escolar de duodécimo grado, como promedio, y muchos son graduados de nivel superior.

Por eso hoy, cuando se cumplen 62 años de que tropas del IV Frente Oriental Simón Bolívar atacaron el cuartel de la Guardia Rural, una importante guarnición de la tiranía de Fulgencio Batista, sus habitantes, humildes y trabajadores, dan gracias a la Revolución por rescatar el poblado y luchan cada día para que esa tierra florezca por la vida, que para ellos comenzó realmente el 16 de diciembre de 1958.

/mga/

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