Cuba, bloqueada y defendida

8 de Nov de 2019
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El bloqueo es real. Tan real como el sol caliente de Cuba, como la solidaridad de nuestra gente, un plato de frijoles negros, el casino, el choteo, el ballet, el piropo y todo lo demás que somos, hacemos y soñamos.

¿Acaso podemos negarlo? Justo nosotros que cargamos con ese pesado lastre hace ya 57 años. Nosotros a quienes, sí, también es verdad, a veces se nos va la mano y terminamos sumándole culpas propias, nuestras y de cada día,  a ese engendro secuestrador de posibilidades, limitador de vidas; obstáculo permanente no solo al desarrollo sino a la existencia misma del pueblo cubano.

Yo no sé lo que es vivir un día sin bloqueo, pero imagino qué sería de mi país si no tuviese el cerco de una política cruel y lesiva al diario desenvolvimiento de su gente. Las estadísticas -más que números- hablan claro. Y los datos dicen, por ejemplo, que un día sin cerco comercial permitiría garantizar el tratamiento, durante cinco años, a los cerca de 200 mil pacientes con diabetes en Cuba o la compra de 173 ómnibus articulados, cada uno con un costo superior al cuarto de un millón de dólares; todo en solo una jornada.

Las realidades del Bloqueo hablan del sufrimiento de familias cubanas, de la imposibilidad de adquirir medicamentos o equipamientos vitales para enfermedades y padecimientos de toda índole; hablan de falta de máquinas y papel para escribir en Braille, de la ausencia de  guitarras, pianos; de hacer funcionar toda una nación con el mínimo de combustible. De tantas cosas.

El cerco contra la Mayor de Las Antillas genera, además, un clima de miedo al comercio con Cuba, limita el diario funcionamiento del país, cierra puertas al diálogo, separa familias, frena posibilidades y así, una extensa lista de consecuencias que en los últimos meses se han agravado con la administración de Donald Trump.

Pero Cuba es lo que es. Y Cuba ha resistido, más que a los pronósticos, a las duras realidades, así que cuando en nuestra mesa faltó, sobró en nuestras esencias; y lo que debía perdurar, perduró: y no faltó escuela, hospital, teatro, cine, emisora, casa de niños, hogar de ancianos o solidaridad para otro pueblo también en una situación difícil. Y cuando faltó y falta, está el ingenio y la creatividad, hijos de la necesidad y las circunstancias impuestas, pero creadoras de soluciones que en cualquier otro lugar del mundo serían realismo mágico.

Este jueves Cuba reeditó la victoria en la votación contra el cerco comercial-económico y financiero. Sin embargo, el Bloqueo, ya sabemos, seguirá  ahí mañana -como el dinosaurio de Augusto Monterroso- afectando la vida de los cubanos pero con el repudio del mundo. Mientras tanto, aquí seguimos con estrecheces, pero llenos de alegría, música, solidaridad, arte, cultura, canto, baile, historia, abonando lo que construimos, queremos y tendremos sólo por nuestros propios esfuerzos.

/mdn/

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