Es muy común celebrar los cumpleaños y hacer de ellos un evento familiar. En la infancia estos festejos brindan indicios a los niños de la connotación de su llegada al mundo. En la adolescencia, representan la transición de la niñez a una etapa de más madurez. Pero con el tiempo muchos quieren esconder los almanaques y darle la espalda a la belleza que trae la experiencia.
Desde hace algunos calendarios los cumpleaños de Santos Pérez Corrales tienen un significado especial que pocos pueden experimentar y es que para este señor, arribar a un nuevo cumpleaños significa vencer con gran ventaja al tiempo. Para revelar algunos de los secretos escondidos detrás de este hombre lo visitamos el día en que estrenaba sus 108 años.
Una pregunta se imponía ¿cuál será la clave de su longevidad? Sin pensarlo dos veces jocosamente respondió que la fibra era la responsable. Tal ocurrencia incitó la carcajada de quienes allí celebraban con él. Su rostro cambió repentinamente cuando recordó la carga de trabajo que desde pequeño asumió; sus ojos hablaban más que sus palabras.
Para cambiar de tema preguntamos por los amores. Santos hizo énfasis en algo muy importante que al parecer él tiene bien claro: «A la mujer hay que cuidarla porque eso es lo más grande». Su esposa sonreía con la picardía de un amor juvenil. El matrimonio de 68 años que Santos ha construido junto a su esposa ha rendido muchos frutos. Uno de ellos resalta a la vista: toda la familia estaba reunida.
Los kakes esperaban ansiosos por ser picados, su música preferida armonizaba la fiesta y cuando la caldosa casi estaba en su punto, todos cantaron felicidades.
Al conversar con una de las personas más longevas de la provincia de Las Tunas algo llama la atención: la sonrisa nunca falta, quizás sea la satisfacción de ver a cuatro generaciones unidas por la celebración, el amor conservado y añejado con el tiempo o la certeza de que el tiempo debe ser aprovechado al máximo porque solo así se vivirá lo suficiente para ser feliz.
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