Foto tomada de Internet.
La diferencia de género ha estado vigente a lo largo de los años. Este fenómeno se presenta en todas las esferas de la vida, fundamentalmente en la sexualidad, en la que las construcciones sociales han devenido mitos trascendentales, muchas veces bien arraigados.
Es muy común escuchar en los chistes populares y en las conversaciones callejeras: Oiga, para el sexo a mi mujer siempre le duele la cabeza…
Y es que muchos sostienen la premisa de que el deseo sexual en los hombres es mucho mayor que el de las féminas, y por eso, son más propensos a buscar sexo casual y con varias compañeras.
Pero, ¿qué hay de cierto en esto?… ¿será verdad que el deseo sexual se define por géneros?…
Indiscutiblemente estas creencias están marcadas por tintes machistas, que defienden la idea de que el género masculino tiene un mayor nivel de socialización, motivo por el cual, se encuentran en facultad de prestar mayor atención a sus propias necesidades básicas, más que las mujeres.
Es muy común escuchar que si un hombre dice que no a un encuentro sexual es porque no es un hombre o algo raro le pasa, mientras que si una mujer dice que sí, resulta una fácil, popularmente hablando. Estos conceptos afectan psicológicamente a ambos sexos.
Lo cierto es que el deseo de tener relaciones sexuales va más allá del género y tanto a hombres como a mujeres les gusta mantener encuentros sexuales, la intensidad o no depende de la persona y su contexto.
La sexualidad interactúa con diversos factores y circunstancias que superan los roles de género.
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