Yolanda Labrada, 25 años de consagración ininterrumpida

15 de Jun de 2020
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Las Tunas.-  ¿Cuántas cosas pueden ocurrir en 25 años?  ¡Un cuarto de siglo!  Durante todo ese tiempo, la tunera Yolanda Labrada Rivero ha estado, día tras día, en la Empresa Pesquera de Las Tunas; incluso, cuando no se llamaba Pescatún.

Es una mujer joven aún; pero, sabe que algún día le llegará la jubilación como premio a tanto sacrificio. Y también sabe que será ahí donde recibirá ese estímulo. Cuando esté en su casa lo recordará, ¡claro que sí!

«Pienso jubilarme aquí, donde crecí y aprendí a hacer todo. Son tantos años con los mismos compañeros, con las mismas rutinas. Los voy a extrañar.  Pero, para eso falta.  Conmigo todavía se puede contar».

Ella es tímida, de pocas palabras; sin embargo, se embulla cuando cuenta sus orígenes en la entidad y la huella que le han dejado tantos almanaques.

«Comencé aquí trabajando con los machuelos, los envasaba y en ocasiones los limpiaba.  Después aprendí a hacer picadillo y muchas otras cosas, unas más fáciles que otras».

Ante la mirada inquisitiva de la periodista añadió que «cuando se tiene el machete amolado no es tan molesto; pero, se te acaban las uñas y una se cansa mucho. Da dolor en los brazos y en las manos. ¡Mire el callo que tengo en este dedo! Eso me duele, aunque ya me haya adaptado».

Parece que el tiempo no ha pasado por ella porque siempre exhibe un optimismo contagioso y repite en dos o tres oportunidades que «hay que echar pa’lante».

Así piensa, incluso, cuando va desde su hogar, en el reparto Casa Piedra, de esta ciudad, muy distante de La Loma, otro de los barrios tuneros, donde se ubica su trabajo.

«Hace poco que la Empresa tiene transporte, lo que es muy bueno. Antes viajaba en la guagua de los talleres 14 de junio, para llegar temprano. El regreso sí era difícil. A veces me iba caminando, o me paraba en la Circunvalación a ver si algún carro me recogía. Por suerte, ya no tengo que hacer eso».

Casi concluía el diálogo con Yolanda y la curiosidad de esta reportera se impuso con una pregunta que quizás parezca indiscreta para algunos; pero no le pareció así ni ella ni a los compañeros que estaban alrededor durante la entrevista.

¿Usted prepara el pescado en la casa cuando la familia decide comer ese alimento?

La respuesta no se hizo esperar. «Sí.  Lo preparo yo. Pero, rara vez lo hago. El pescado no me gusta mucho. Lo como poco y prefiero no hacerlo porque la casa es chiquita y se me queda el olor dentro».

¡Quién lo diría, Yolanda! Después de esa expresión las risas concluyeron el encuentro y otra vez la destacada trabajadora volvió a sus rutinas, tranquila de alma y osada con el machete.

/nre/

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