En gran parte de Oriente y Camagüey ardía la llama de la libertad, pero era preciso buscar consenso, limar discrepancias, organizar ideas, hablar de recursos, en un ambiente que primara sobre todo el amor a la patria y había que hacerlo con total discreción, sin llamar la atención de las fuerzas colonialistas en un lugar al que todos pudieran acudir en igualdad de condiciones.
