Miguel Mariano Piñero Martínez vive en el poblado de San José, en el municipio de Colombia. Para asistir a El Cornito, donde se desarrolló gran parte de la Jornada Cucalambeana, tuvo que recorrer primero más de diez kilómetros en carretón para llegar a la carretera municipal. Hoy sus ojos se humedecen al pensar en el Premio Cucalambé, y eso que es la segunda vez que lo gana. No lo siente suyo, también es de su esposa Mercedes, de sus hijos y nietos, de su padre (en el cielo), pero especialmente de su a mi abuelo Julián, “quien sembró en mí el amor por la octosílaba rima, pues era poeta repentista y crecí escuchándolo cantar».
