Omar Mulet Ramayo nunca pensó volver a trabajar como tabacalero. Cuando se desempeñaba como supervisor primero y director después de la empresa de tabaco en Majibacoa, entre 1986 y 1994, y se empeñaba en empujar a sus colectivos para el cultivo y la cosecha de la hoja, pero siempre con discusiones colectivas y en medio del surco, junto a quienes dedicaban su vida a tan noble empeño.
