Con la paciencia de quien cultiva y espera el tiempo necesario para ver el fruto de su acción trabajan los educadores de la Enseñanza Especial en Las Tunas y en Cuba. Sesenta y dos años avalan el quehacer de este sistema que nació con la Revolución y que tiene en el amor el centro y el signo distintivo. No hay, en esta educación, una jornada que no implique, en su sentido más acendrado, una pedagogía de la ternura, de la siembra atenta y reposada de lo bueno y necesario para la vida.
