Las Tunas.- A oídas, parece increíble que en una biplanta de la ciudad de Las Tunas estén protegidas 41 personas residentes en la comunidad de Guamo, de la provincia de Granma, un poblado víctima de las revueltas y crecidas aguas del río Cauto.
Pero, esta reportera da fe de que es real. En la calle 7 del reparto Buenavista, Mariano Corría Avilés y su hermana Idalmis comandan esa iniciativa, que tiene un final feliz, pues ya se sabe que sus pérdidas son menos que las que se temían.
Él trabaja como chofer en el Consejo Electoral Provincial y sus compañeros vinieron hasta su vivienda, con ropas, zapatos, alimentos y una carga especial de solidaridad y afectos. En ese ambiente de unidad y altruismo, Mariano contó que llegaron a Jobabo por vía férrea y se trasladaron hasta acá pues sus raíces están en Guamo y jamás daría la espalda a los suyos.
“Pedimos que nos trajeran la familia a la casa y les pusieron un transporte. Aquí preparamos y evacuamos a toda la familia. Nos sentimos muy contentos porque están junto a nosotros y no hubo pérdida de vidas humanas.
“Lo más importante es lograr la disciplina entre todos nosotros. La rutina es levantarse a las 5 de la mañana, atizar el fogón, poner el agua para el café, y así se va preparando todo; barrer el patio, recoger la basura, limpiar arroz, cocinar…
“Todos colaboran. No hay que llamar la atención a nadie porque todos saben lo que tienen que hacer. Hemos funcionado como una verdadera familia”.
Ante tamaña proeza, el apoyo de la comunidad no se hizo esperar y así lo explica Sonia Pérez Martín, delegada de la circunscripción 135, quien dijo que desde el primer momento el grupo de trabajo comunitario se puso en función de ayudar para que se sintieran bien acá.
“Llegaron donaciones, avituallamiento y apoyo físico y emocional porque no es fácil dejar las propiedades detrás. Ayudamos con la limpieza de las casas y el lavado. Trajimos a la payasita Bombita que nos apoyó con actividades culturales para que los niños tuvieran una alegría.
“Y reiteramos que Las Tunas es el Balcón del Oriente, que abre puertas y también, corazones”.
Teresa Núñez Báez reside en Guamo y llegó a Las Tunas junto a familiares y vecinos en busca de amparo. Se siente muy agradecida y cree que su familia es maravillosa.
“Nos acogieron a todos los que llegamos de la cooperativa de créditos y servicios Manuel Piti Fajardo, que fue uno de los primeros lugares que se inundó. No ha faltado el desayuno, la merienda ni la comida. Han hecho donaciones maravillosas para los niños y los jóvenes.
“Aquí no tenemos problemas de ningún tipo. Estoy súper agradecida. Y los demás, también. Al pueblo de Guamo, fuerza”.
En Las Tunas, las páginas de solidaridad se escriben con letras mayúsculas, tanto en centros de protección como en las casas de quienes interrumpen la intimidad del hogar para dar cabida a familiares y amistades, que salieron de Guamo en busca de alivio. Y lo encontraron.
/mga/
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