Las Tunas.- En medio de una tensa situación por las limitaciones con el combustible, los fertilizantes y otros insumos requeridos para las labores agropecuarias, los técnicos, especialistas y productores de la provincia de Las Tunas también enfrentan al marabú y la sequía.
Se trata de dos obstáculos complejos y sin solución a corto plazo, con una marcada incidencia en la producción de alimentos, tanto de origen agrícola como ganadero, además de las actividades relacionadas con el desarrollo forestal, tabacalero y cañero azucarero.
En el caso del marabú, se reportan afectaciones a miles de hectáreas, fundamentalmente en los tres municipios del sur, y de manera paulatina, esa especie invasora ocupa zonas que en otros momentos fueron de excelencia en la siembra de cultivos varios.
Eliminar o disminuir la infestación de esa planta requiere de recursos materiales ahora inexistentes; pero no se puede posponer por los daños que ha ocasionado al desarrollo socioeconómico de la región y en ello apoya el proyecto Ires, activo en Jobabo, Colombia y Amancio.
Por su parte, la sequía se mantiene intensa en todo el territorio tunero pues ha llovido muy poco desde mayo, cuando comenzó el período húmedo. Esas circunstancias afectan la disponibilidad de agua en los embalses y el mejoramiento de las fuentes subterráneas para la extracción mediante pozos.
Por supuesto, la falta de precipitaciones lastima el desarrollo vegetativo de las plantaciones de diferentes renglones, incluyendo los pastos naturales de los potreros, lo que perjudica la alimentación para el ganado y redunda en menos leche y carne vacuna para la industria.
Frente al abundante marabú y la prolongada sequía, y con el reto de incrementar de manera sostenida la producción de alimentos, en la actual campaña de siembra de primavera los agropecuarios locales aplican varias alternativas para disminuir esas dificultades.
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