La estocada de Inaudis al marabú

16 de Jun de 2020
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Las Tunas.- Nunca nadie estuvo tan satisfecho de un cambio como Inaudis Licea Verdecia, un joven productor de la Cooperativa de Créditos y Servicios Julio Antonio Mella, en el municipio de Las Tunas. Claro, de un contexto a otro pasaron poco más de dos años.

El primero de ellos pudiera compararse con la oscuridad, el demonio, o cualquier cosa que nos acerque a lo maligno.  El otro es la luz, la esperanza, la alegría, y también la muestra de la voluntad y el esfuerzo.

Bajo el sombrero y tras el nasobuco de rigor, hay un hombre ágil, dispuesto y especialmente trabajador.  Afortunadamente hizo una pausa en sus labores y, como cada persona tiene una historia que contar, narró la suya.

«Yo era alguien más, normal. Nunca supe de limas, machetes, nada que tuviera que ver con la responsabilidad de un agricultor, pues me desempeñaba en cargos de dirección. Pero, quería hacer un cambio en mi vida y se dio la posibilidad. Recibí estas tierras, no como están ahora.

«Fue un cambio brusco; pero me pude adaptar; creo que con facilidad. Y me siento muy satisfecho con lo que estamos realizando. Pude hacer realidad el proyecto que tanto anhelaba, en el que uno depende de lo que uno mismo sea capaz de hacer».

Escuche la historia de Inaudis Licea:

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¿Cómo surgió la idea del cambio?

«Fue a raíz de un discurso que escuché tiempo atrás del General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el que habló de que la gente podía regresar a los campos y los que ya estaban, mantenerse. Ya yo tenía esa idea. Pero me preguntaba ¿a dónde voy a ir si yo nunca he tenido tierras? Cosas de la vida, luego las tuve».

¿Qué tenían cuando llegó a ellas?

«Marabú, mucho marabú, algo más de 13 hectáreas de marabú. Solo eso. Poco a poco se fue transformando en estos campos tan lindos. Hay maíz, yuca, boniato, fruta bomba, maní y frijol caupí y todos, hasta ahora, se están dando bien, que eso es lo que hace falta.

«Comencé con estos productos; pero, la idea mía es llegar hasta el tabaco, para tratar de ayudar de una forma mucho más directa al país, especialmente a las exportaciones. Por supuesto, no me olvidaría de los cultivos varios. La idea es rotarlos porque realmente hay terrenos para todos los renglones.

«Sé lo importantes que son las demás producciones porque son vitales para el pueblo, más en la necesidad de alimentos que enfrenta el país actualmente. Por eso seguiré, aunque faltan algunas condiciones; por ejemplo, el agua, un sistema de riego y la corriente eléctrica.

«A medida que uno vaya desentrañando los problemas que se presentan, aparecerán más soluciones. Habrá más confianza en lo que uno está haciendo y aparecerán personas dispuestas a apoyar y a asignarnos lo que realmente necesitamos para producir».

¿Cuáles beneficios ha tenido la familia en estos dos años?

«Mi familia ha mejorado mucho porque ya no tenemos que depender de otro productor para alimentarnos.  Tenemos la vianda, que ahora mismo aparece poco. Como yo la produzco, ya no tenemos que buscarla en ningún mercado.

«También resolvemos con los animales, a los que alimento con los recursos que quedan de las cosechas. Tengo cerdos, guanajos, gallinas… Quisiera tener dos o tres vacas para el consumo de la casa».

¿Qué consejo tiene para quien comenzó en la actividad agropecuaria y no está muy dispuesto a seguir?

«Que no tenga miedo, que saque el pecho, se incline hacia delante y sea persistente, que por una vez que las cosas salgan mal no se ande amilanando, que rectifique y lo haga mejor, que la tarea va a salir».

En sus tierras, Inaudis dio una estocada profunda al marabú y, como le perdió el miedo, ahora pretende solicitar en usufructo unas tierras aledañas a su finca. En ese terreno también pueden crecer diversos renglones para ayudar a la alimentación del pueblo. Él lo sabe y decidió apostar por el futuro.

/nre/

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