Ana Herminda, la pasión de una campesina de Las Tunas

2 de Abr de 2020
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Las Tunas.- ¿Quién duda que Ana Herminda Acosta Hechavarría es una mujer de armas tomar?  Claro, para ella sus implementos de guerra no son fusiles ni municiones, sino los que le sacan frutos a la tierra, leche a las vacas y otros renglones alimentarios.

Y así ha sido por casi cuatro décadas de constante andar por los cañaverales, detrás de los animales, en los surcos, y también en la comodidad de su hogar, en la Cooperativa de Créditos y Servicios Victoriano Martínez, de la comunidad de Vega Nueva, en el municipio de Jobabo.

Ella es una hermosa campesina de alma y de cuerpo, ya con las arrugas que indican el paso del tiempo; pero, con voz dulce y firme; y con recuerdos que la llevan a aquellos años en los que era dirigente de base de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).

«Empecé en el año 1981, sin ninguna experiencia. Poco a poco comencé a enamorarme del trabajo, aunque tuve la ayuda de muchos dirigentes, hasta nacionales. Yo me convertí en dependiente total de la organización y ese era un compromiso grande para mí.

«He ido a tres congresos de la ANAP, a varios activos de mujeres campesinas y a muchos otros eventos. Incluso, mi cooperativa fue vanguardia nacional. Siempre le puse mucho amor al trabajo y me mantuve como ejemplo porque para dirigir hay que hacerlo.

«Si había que ir a algo, yo era la primera. Si había que hacer algún aporte, ahí estaba yo. Tenía una disciplina recta, hasta con mi esposo, que era subordinado. Me siento muy feliz, ya han pasado los años y soy mayor; pero, no olvido esas cosas.

«Nunca tuve discusiones con algún campesino o campesina. Si había problemas, lo llamaba aparte y analizábamos lo que estaba ocurriendo. Yo siempre llegaba a quien me solicitaba; incluso personas que no eran campesinos.  Nunca le negué mi ayuda a alguien; al contrario, apoyé al médico de la familia, al hogar materno y a la escuelita».

Escuche las declaraciones de Ana Herminda:

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En el año 2014, Ana Herminda recibió la Orden 17 de mayo, que entrega la ANAP y fue la primera mujer en merecerla.

«Para mí fue un gran honor, un importante estímulo y un gran compromiso. Esa es una medalla que la tienen muchas personas.  Pero, tenerla yo me compromete cada día más a continuar. No puedo defraudar un mérito como ese.

«Me sentí muy feliz, muy honrada. Me la dieron en Guantánamo, en el acto nacional por el aniversario 53 de la organización.

«No defraudaré ese mérito. Mi esposo y yo somos campesinos, asociados hace 40 años. Somos ganaderos y entregamos leche y ganado mayor. Empezamos siendo cañeros; pero, hubo una época en la que esa producción disminuyó mucho y nos convertimos en ganaderos.

«Tenemos buenos resultados, con la base alimentaria para la ganadería. Disponemos de los cuartones, las corraletas, agua, caña, King Grass y les damos una atención esmerada a nuestros animales.

«Una cosa buena que tenemos es que no entramos en nada ilegal. Necesidades tenemos todos; pero, nadie puede decir que en mi casa se hacen cosas ilegales. Yo cuido mi prestigio casi como cuido mi vida».

A los campesinos y jóvenes del territorio tunero, ella recomienda que «no defrauden nunca la confianza que el Estado, el Partido y la ANAP ha depositado en cada uno de ustedes. Luchen, sean honestos y disciplinados. Cumplan y piensen siempre en los demás porque no se puede pensar en uno solo.

«Hay que tenerle mucho amor al trabajo. La tierra lo da todo; pero hay que trabajarla. La vida de los campesinos es muy sacrificada. Pero, no caigan nunca en un vacío del cual puedan arrepentirse».

A Ana Herminda se le quiere en Jobabo y en toda la provincia de Las Tunas porque inspira con su ejemplo y prestigio, forjado durante casi 40 años. Ser como ella es un reto para muchos pues su grandeza va de la mano firme y tierna de una mujer.

/nre/

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