Por: Carie Smith Batson
En este mundo cada vez más desarrollado y digitalizado, tendemos a valorar las profesiones académicas y a relegar al olvido los oficios, sin embargo, los oficios manuales en muchos casos sustentan nuestra calidad de vida y la seguridad de nuestro hogar.
Los oficios no son simplemente trabajos, son la transferencia de conocimiento ancestral de una generación a otras en las familias, para su aplicación inmediata y resolver problemas. Quienes ejercen un oficio, se convierten en el corazón de la economía funcional, sobre todo en el hogar y en guardianes de lo tangible, los reparadores de lo roto, los constructores de todo lo que utilizamos.
Tengo la vivencia del llavín de la puerta principal de mi vivienda roto, sin poder salir de casa hasta encontrar, después de varios días de búsqueda infructuosa, a un cerrajero. No abundan en la ciudad, y muy pocos hacen trabajo a domicilio.
Un cerrajero mayor, a quien su salud física y avanzada edad no le permiten salir de casa a trabajar asevera que “las nuevas generaciones en mi familia no están interesados en aprender el oficio. Ellos estudiaron y hacen cosas propias de la profesión”.
El valor intrínseco y la pericia técnica de un oficio dependen directamente de las habilidades prácticas de quien lo ejerza. La importancia social de los oficios radica en su capacidad para ofrecer soluciones directas, inmediatas y duraderas a problemas cotidianos.
Un oficio es una disciplina que combina el conocimiento teórico con una destreza manual desarrollada a través de la repetición y la experiencia. Es una inteligencia práctica que la tecnología, por avanzada que sea, aún no puede replicar por completo, especialmente en contextos como el del hogar. La falta de relevo generacional en campos como el de un amolador, el cerrajero, el albañil y el carpintero para trabajos menores y el electricista, entre otros, se han convertido en un problema estructural para el funcionamiento hogareño, elevando la demanda y el valor de los pocos disponibles que ejercen.
Se comprende la relevancia de un oficio, basta con analizar la función de alguno cuando quedamos descontinuados por falta de un servicio esencial en nuestro entorno inmediato. Los oficios representan un eslabón irremplazable en la cadena de la funcionalidad doméstica. ¡Constituye una necesidad retomarlos, a mi juicio, la Escuela de Oficios no basta!
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