Las Tunas.- La Patria se salva y se defiende de muchas maneras; no solo con las armas porque los actuales métodos de agresión no se limitan a bombas y balas, sino que implican la asfixia económica y otras acciones para aniquilar el proceso revolucionario que Cuba conduce desde 1959.
Por eso, a esta tierra bella se le protege también en los barrios, en las calles y en los hogares, con la unidad de todos los factores de la sociedad y el empeño de cada persona para hacer avanzar el país y protegerlo de agresiones enemigas de afuera y, lamentablemente, de adentro.
Los Comités de Defensa de la Revolución son esa fuerza que nos mezcla en un propósito común y que, como mayor organización de masas del país, incluye a todos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, blancos y negros, intelectuales y campesinos…
Son el pilar de la Revolución, un bastión invisible que ayuda a prevenir daños evidentes y otros, que se esconden en la maldad. Y son, sobre todo, una red vecinal que fortalece los lazos entre los habitantes y promueve la participación ciudadana a favor de la comunidad.
Entre donaciones de sangre, recogida de materias primas y limpieza y embellecimiento de diferentes áreas se multiplica la entrega de los cederistas, a los que solo les hace falta un motivo para reunirse y con la colaboración de todos, cocinar una sabrosa caldosa, alimento que identifica a Las Tunas y a la organización de masas.
También sobresalen por la solidaridad en los barrios, los proyectos culturales y deportivos con los niños, la salud comunitaria, la gestión de riesgos ante desastres naturales y la participación de los habitantes como herramientas para enfrentar los desafíos actuales.
Tanto en áreas urbanas como en comunidades rurales, el 28 de septiembre de cada año, Cuba conmemora el cumpleaños de los Comités de Defensa de la Revolución, organización que es vida cotidiana y huella en la memoria colectiva del país.
/mga/
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