Las Tunas.- Los maleantes han hecho de las zonas rurales de Las Tunas su escenario de operaciones y no hay reuniones o encuentros informales de campesinos en los que ese no sea el tema fundamental por cuanto lastima que alguien se aproveche del esfuerzo personal y de las familias.
Una mata de plátanos demora hasta un año para que su racimo esté listo. Para sembrarlo se abre un hueco profundo, luego se riega con frecuencia, se deshoja y deshija, se le ponen fertilizantes orgánicos y muchos productores hasta le hablan con cariño. Sin embargo, en un segundo, una mano traidora aprovecha la oscuridad de la noche y rompe la magia.
Las reses son para estar en los potreros. Sin embargo, los productores no esperan que el sol se esconda para resguardarlas tras rejas y candados, a veces con poca comida y agua. Pero, si al mediodía el cansancio los vence, un instante basta para que ocurra el robo del animal y, acto seguido, su sacrificio ilegal.
Son dos casos, dos ejemplos que se repiten hasta la saciedad. Demasiado. Y pasada la sorpresa inicial y la impotencia de saberse robados, a unos les llega la rabia, como un campesino entrado en años que advirtió que, si un ladrón entra nuevamente a sus tierras, se llevará una buena golpiza o será él el lastimado. Uno de dos. El mal o el bien.
A otros afectados, la rabia se les convierte en decepción. Y esta reportera sabe que eso es peor porque ya algunos han decidido vender el ganado y hacer dejación de las tierras e irse tras otros horizontes en las ciudades y poblados, y hasta en otras naciones.
Cada día viven menos personas en el campo y si no se pone freno a la ocurrencia de delitos, la cifra seguirá imparable. Desde la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños se convoca a la vigilancia campesina con la creación y el fortalecimiento de las patrullas montadas.
También se decidió implementar en las unidades productoras del territorio tunero un jefe de protección y seguridad con carácter profesional para unir a los asociados y a los vecinos de las zonas rurales en la prevención de los hechos delictivos.
Es un trabajo largo el que está por hacer en los campos de la provincia. Y el tiempo no regala sus minutos por lo que mientras más rápido se haga, más rápido se pondrá freno a los ladrones y oportunistas que se aprovechan del sudor honesto de hombres y mujeres que sí son útiles a la sociedad.
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