Eliminar las deficiencias en la prestación de los servicios fúnebres en Las Tunas debe ser una tarea de primer orden de la empresa de Servicios Comunales, para aliviar el dolor y las tensiones de los familiares de quienes fallecen.
Ya llueve sobre mojado en un asunto tan sensible, y no se vislumbra una solución al respecto, y por el contrario quienes fallecen en los hospitales o las viviendas pasan horas para ser trasladados a la funeraria, lo que muestra la pobreza extrema que evidencia la empresa de Servicios Comunales ante un acto tan terrible como la muerte.
No es posible que hace solo unas horas el familiar de una oyente pasara demasiado tiempo en su casa para ser trasladado a la funeraria, donde además, los sepelios de quienes estaban tendidos también demoraban su salida programada por la falta de carros fúnebres, en lo que constituía un acto de tensión para familiares y amigos.
Resulta incomprensible que la empresa de Servicios comunales cuente con un parque pírrico de carros fúnebres sin que haya una mejoría al respecto.
Una información de la colega Esnilda Romero de septiembre de 2024 señalaba que esos vehículos debían realizar todos los movimientos desde el hospital Ernesto Guevara, donde fallece el mayor número de personas y que solo la funeraria de esta ciudad recibía como promedio diario entre siete y 12 fallecidos, lo que empeoraba la recogida en el principal centro de Salud de la provincia y otros lugares donde ocurre la muerte, luego al cementerio, además de todos los casos que se llevan al resto de los territorios.
En abril de 2023 llegaron a Las Tunas dos carros fúnebres nuevos, que según el periódico 26 oxigenaba los servicios necrológicos, y se unían a los dos que estaban en explotación en el municipio cabecera, que asumirían los traslados entre terruños y diversas zonas de la Isla para proteger a los autos recién llegados y favorecer su conservación.
En ese entonces funcionaban siete carros fúnebres en la provincia y solo Jobabo y Manatí carecían de uno propio en activo, además de estar garantizado el combustible para cubrir la demanda necesaria cada mes y de que la empresa trabajaba para lograr la recuperación total del transporte funerario.
¿Qué ha pasado en solo dos años exactamente?
¿Cómo es posible que el parque esté tan deprimido?
No hay razones convincentes para que los fallecidos sean trasladados en carros alternativos de empresas, que nada tienen que ver con ese servicio, aunque en ellos se pueda trasladar un féretro, ante lo cual no pocos familiares se niegan a usarlos y con toda la razón y el derecho que les asiste.
¿Qué le falta a la empresa de servicios comunales para recuperar el parque de carros fúnebres? ¿Motores, piezas de repuesto, neumáticos? Todo eso puede solucionarse con una estrategia bien pensada desde la propia empresa y los gobiernos locales.
No es posible que el sector estatal de Las Tunas tenga carros y más carros y el parque del servicio fúnebre esté tan deprimido que ocasiona las serias molestias.
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