Uno de los temas más complejos que enfrenta la provincia de Las Tunas lo es la producción de alimentos, una actividad que no acaba de encontrar el camino hacia la eficiencia y la soberanía alimentaria, por la cantidad de deficiencias subjetivas más allá de las limitaciones de recursos y el bloqueo.
El hecho de que alrededor del 23 por ciento del área agrícola esté infectada de marabú es una muestra clara de que ha faltado rigor en el control y el chequeo del uso de la tierra como un programa priorizado por parte de las estructuras de dirección.
Otro de los problemas que atentan contra la producción de alimentos se localiza en las tierras entregadas en usufructo, de las cuales solo se explota un poco más del 72 por ciento, y las áreas vacías representan miles de hectáreas que pudieran estar produciendo, y no se logra porque falta seguimiento y control sobre las personas que han recibido las tierras que son para producir.
Una tarea pendiente es contratar las producciones con los campesinos y las brechas en ese sentido genera desvíos de alimentos que no llegan a la población por las vías y formas establecidas, con el incremento desmedido de los precios por parte de no pocos comerciantes.
El incremento progresivo de la producción de proteína de origen animal, tiene un programa para construir 309 módulos pecuarios, que todavía no alcanzan el ritmo deseado en su concreción, cuando es una necesidad porque constituyen una de las vías para agilizar la crianza de ganado menor y obtener en corto tiempo mayores volúmenes de alimentos cárnicos y de huevos con destino a la población, fundamentalmente.
Desde el pasado año hay una crisis en la producción y comercialización de la leche, como consecuencias de muchos problemas, como lo es que alrededor del 20 por ciento de las vacas de la provincia están en ordeño cuando la norma es el 60, y la gran cantidad de ganaderos que no cumplen sus planes con el Estado y comercializan la leche por su cuenta.
En este sentido existen no pocos ganaderos que no contratan la leche con la industria y la venden a altos precios, cuando en su mayoría son usufructuarios a los que se les entregó la tierra, con quienes hay que discutir y si continúan con el incumplimiento de su objeto social se les puede quitar las tierras, lo cual está estipulado en la ley.
Todos estos son temas peliagudos que es necesario discutir en cada colectivo responsabilizado con el asunto.
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