Las Tunas.- La tunera Edelmis Márquez Richards figura en la historia como la mejor esgrimista del Balcón del Oriente cubano, la hija de Basilio Márquez Reyes y Matilde Richard Brooks escogió el deporte por delante de la música y vivió las mayores alegrías de su vida.
Cuando Edelmis habla de sus inicios no puede evitar referirse a Delio Pavón, el gran maestro de la esgrima tunera, quien le inculcó el amor por este deporte que vio como producto de un atentado terrorista perdieron la vida jóvenes promesas de toda Cuba, incluidos los tuneros Leonardo Mackenzie y Carlos Leyva.
«A raíz del Crimen de Barbados, Delio hizo captaciones por todas las escuelas de Las Tunas y por eso yo me motivé. Él siempre nos dijo que seríamos el relevo de aquellos jóvenes que habían fallecido de manera tan injusta dejando a tantas familias sin sus hijos».
«Así que esa fue mi mayor inspiración. En cada paso que daba en mi carrera ellos estaban presentes porque eran ejemplos por su juventud y yo quería ser como ellos. Así que los vi como mi mayor motivación. Mi historia deportiva esta muy relacionada con este hecho».
Para Edelmis comenzaron a llegar los resultados.
«A los 15 años fui promovida para la ESPA Nacional y estando allí logré mi primera medalla en el Torneo «Nancy Uranga» en Pinar del Río. Fui campeona en diferentes categorías hasta que me convertí en medallista de oro de mayores en múltiples ocasiones. Además representé a Cuba en los Panamericanos de Indianápolis 1987, donde me colgué la presea de plata en el florete. En ese combate final siento que lo di todo y por eso es que para mí es como un oro.
«También fui campeona centroamericana en 1986 en Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Estuve en el equipo nacional durante diez años».
A pesar de su formación musical, su verdadera pasión ha sido el deporte.
«Lo primero que pensé que sería en mi vida era músico, porque nací en una familia que lleva esa tradición en la sangre. Di mis primeros toques en el piano con mi papá, pero realmente, lo que me motivaba a mí era la parte deportiva. Ellos me apoyaron muchísimo. Primeramente, mi papá, como me le fui de la parte musical, no se sintió muy bien, pero cuando llegaron los resultados se motivó y disfrutaba igual».
«Siempre recuerdo cuando obtuve la medalla de oro en el Canpeonato Nacional de primera categoría y me convertí en la primera mujer medallista de Cuba. No sé me olvida porque era un día de las madres y mi mamá estaba en La Habana, y yo, desde el mismo podio, le hice el regalo de la medalla y del ramo de flores que me dieron en ese evento».
Para Edelmis Márquez lo más importante es su familia
«Mi pasión es mi familia, sacar adelante a mi hijo, que lo vengo teniendo de la misma rama mía de la esgrima y quiero verlo convertirse en un buen entrenador».
Cuando llegó el momento del retiro, Edelmis decidió enseñar a las jóvenes generaciones de este deporte. Durante 30 años puso todo su empeño como entrenadora de la base y también del alto rendimiento para que la esgrima tunera estuviea entre las mejores deportes de Cuba.
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