Dicen los bailadores, que cuando los músicos de Contrapunto subieron al escenario y comenzaron a tocar, sus pies querían salir de sus zapatos, y muchos, por no decir todos, se fueron a la pista a demostrar sus dotes al compás de aquellos ritmos tan contagiosos, salidos de las manos de la mente y del corazón de aquellos profesionales fuera de serie.
Fue en la sede Chito Latamblet, en la capital guantanamera, donde se venera al Changüí, ese género musical nacido en el oriente de Guantánamo, considerado por no pocos autores como la madre del son.
Era casi la media noche cuando Contrapunto comenzó a tocar para cerrar el concierto por el aniversario 80 del grupo Changüí Guantánamo. Y cuando el grupo interpretó El son y la rumba, Qué tiene esa negra, Fiesta del son y Homenaje al son, entre otros, de la autoría de Yunior Larrea, director del grupo, el sabor de la música cambió con un toque de distinción que le dio la bienvenida a la madrugada.
Los músicos demostraron su talento sobre el escenario y su cierre del concierto fue calificado de excepcional por el público, integrantes de otras agrupaciones y autoridades de cultura en la oriental provincia, como muestra del sello distintivo que tiene el grupo, de excelencia de la empresa comercializadora de la música y los espectáculos Barbarito Diez, de Las Tunas.
Pero no fue solo Contrapunto el protagonista del cierre del concierto, como estaba previsto. Otros changûiseros presentes en la actividad subieron al escenario y se mezclaron con los músicos de Las Tunas, en una fusión de profesionales que será recordado por los asistentes a la sede de ese contagioso ritmo.
El concierto fue un bello espectáculo como homenaje a los protagonistas de ese género musical cubano, y espacio para la música tradicional toda, para los ritmos cubanos que enaltecen la cultura de esta Nación.
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