El profe Julio, 42 años con la tiza en la mano

21 de Dic de 2020
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Las Tunas.- Para Julio Grave De Peralta Ramos primero vino la duda, la natural incertidumbre de la juventud acerca de si se está en el camino correcto. Después y tras un largo bregar, para el hoy reconocido profesor con  «42 años con la tiza en la mano», como él mismo dice, solo hay espacio para confirmar su vocación.

«Siento una amor infinito por la niñez y la juventud. Me gusta enseñar y en Matemática, esta asignatura que es tan complicada, he tratado de  motivar a los estudiantes para que les sea más fácil su comprensión. En esta materia hay que estimular porque si no el alumno no aprende y tantos años de esfuerzo ha posibilitado que estos éxitos ahora salgan a la luz.

«Hay que vincular las matemáticas con la vida, sino es así, al estudiante le puede parecer abstracto. He ahí la clave», refiere este educador que se formó en el destacamento pedagógico Manuel Ascunce Domenech y fue entonces alumno y catedrático al mismo tiempo. Hoy, sabe que el buen maestro abre caminos al mundo de los conocimientos, construye, crea, deja huellas…

«Ser maestro es lo más grande porque usted siente el abrazo de la familia y de sus hijos cuando obtienen una carrera universitaria», alega con una sonrisa de satisfacción en el rostro mientras habla de Cuba y esas oportunidades ante las que solo valen el talento y el esfuerzo.

Cada quien, bien sabe, conquista en correspondencia con el empeño dispuesto en la obra. Y sus discípulos llegan alto, de manera que motivos le sobran para estar feliz; sobre todo porque sus alumnos del Centro Mixto Melton Almaguer obtuvieron, una vez más, resultados de excelencia en las pruebas de ingreso a la enseñanza superior.

Jefe de cátedra, metodólogo municipal de la asignatura, entrenador de concurso y todo cuanto ha sido necesario, emprendió y emprende Julio Grave De Peralta Ramos,  en bien del crecimiento intelectual y humano de sus educandos. Tal es así que hasta por la radio impartió clases, solo para que sus pupilos no sintieran la ausencia de su guía durante los meses más duros de la pandemia.

«Aprendo en casa», llamaron él y su colega y hermano de labores, el profesor Lorenzo Hernández González – otro paradigma del magisterio- al programa que ambos idearon en Radio Chaparra y que caló tan hondo que hasta cierta polémica generó su conclusión.

Este tunero se acerca a la edad de la jubilación, pero le sobra energía para ver a muchos más empinarse sobre las dificultades, carencias, ausencias…

«Mientras posea fuerzas y mis ideas tengan coherencia estaré en el magisterio. Pienso que todavía puedo hacer más y continuaré en lo que me gusta, dar clases de Matemática, estar con la tiza en la mano», subraya, con la serenidad de quien se sabe en la ruta indicada y aún con mucho camino por andar.

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