Emelia González: Viví mi vida a través de un títere

14 de Dic de 2019
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Hacer sonreír a los niños a través de títeres y al mismo tiempo interactuar con ellos es algo que no todos logran, como todas las profesiones lleva mucha dedicación y entrega.

Emelia González Durañona asegura que la primera vez que se trasformó en un títere se enamoró perdidamente de ellos y de las emociones que provocaba en el público, hoy nos cuenta su historia.

«Yo comencé como aficionada al teatro, venía por las noche a observar y ver los ensayos, y poco a poco me fui aprendiendo el parlamento de todos los personajes. Un día se iba a realizar una presentación para la dirección del gobierno en aquella fecha y la actriz principal falló, quizás fue por miedo o realmente por enfermedad y el director de la obra me preguntó si yo quería hacer el personaje de Andrea, en la puesta que se llamaba La Cerca, y yo le dije que sí. Por primera vez subí a un escenario y estrené una obra».

Emelia actualmente es directora general del Teatro Guiñol, pero antes de llegar allí vivió muchos cambios, ella vio renacer a Los Zahoríes.

«En el año 71, se crea el grupo Guiñol, donde estaban mis compañeros que se habían graduado conmigo en la escuela, y en el año 73 me llama a la casa Juan José Rodríguez y me dice que me incorpore al grupo, yo le dije que no quería saber de títeres y me pide que lo ayude con la dirección, yo accedo.

«Pero bueno, el mundo da tantas vueltas que un día llega un actor de Santiago de Cuba a renovar una obra que ellos habían hecho en la universidad y me pide que suba al escenario con un títere grandísimo, que era una mariposa, yo empiezo a actuar y el hombre empieza a gritar y dice, «sal de ahí, sal de ahí, que salga la que tiene la mariposa», yo muy asustada salgo y me dice «eso es una mariposa no un elefante volando». Esa frase me bastó para darme cuenta de que los títeres no son un juego, y me interesó tanto que me apasioné por ellos y hasta aquí.

«Trabajar con los títeres es lindo, si un día viene alguien y no ama a los títeres, estoy convencida que ellos están abiertos para que les amen»

Emelia está segura que los jóvenes que ahora protagonizan a los títeres tienen mucho por dar, cuentan con tecnologías y pueden estudiar nuevas cosas, solo quedaría de su parte ponerlos a ellos por encima de todo y entregar su alma en cada puesta.

«Las nuevas generaciones van ganando poco a poco el sentido de pertenencia que les falta, pero eso solo lo pueden lograr aprendiendo de los que sabemos un poquito más, pero sí, yo pienso que el futuro les pertenece a ellos».

Emelia González Durañona hoy camina las tablas del Guiñol y añora cada momento su vida y agradece a los títeres por permitirle amarlos y aprender de ellos.

/nre/

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