Las Tunas.- William Miguel Vázquez Sosa llegó a la radio sin un mapa familiar que lo guiara. Hace quince años, en 2010, pisó por primera vez un estudio de Radio Victoria en Las Tunas, un mundo totalmente ajeno para él y los suyos.
Lo que comenzó como una incursión en terreno desconocido se convirtió, con los años, en una historia de vida tejida con cables, consolas, y sobre todo, con el compromiso de que su trabajo llegara nítido y potente a los oídos de miles de tuneros.
Los primeros pasos
“Jamás imaginé estar en un medio como este”, confiesa William, cuya voz transmite la seriedad de quien asumió desde el principio la magnitud de su responsabilidad. “Me di cuenta que tenía en mis manos la transmisión de un producto que llegaría a muchas personas, y su calidad dependía de mí casi por completo. Eso me dio la pauta para autosuperarme día a día”, confiesa emocionado.
Esa autosuperación constante ha sido el hilo conductor de una carrera que lo ha llevado a lo más alto de su profesión, pasó por los rigurosos procesos de evaluación artística hasta alcanzar el primer nivel, un logro que asume no como una meta, sino como un punto de partida. “En este mundo siempre hay algo nuevo que aprender”, afirma.
Versatilidad y entrega
Su currículo en la emisora es un recorrido por todas las facetas del sonido: la meticulosidad de la grabación y edición en estudio, la tensa calma del máster central, y la vorágine de las transmisiones en exteriores, su verdadera pasión.
“Las comparo con un campo de batalla”, explica con una analogía que define su filosofía. “Hay que defenderse con lo que llevamos y cumplir la tarea, sea en cuáles sean las condiciones, buscando siempre la solución ante cualquier imprevisto”.
De esos “campos de batalla” extrae sus anécdotas más vívidas; recuerda, con la tensión aún palpable, una transmisión desde el Estadio Latinoamericano en La Habana, cuando el equipo de Las Tunas disputaba el título. “Llegó la orden de cambiarnos de cabina a última hora. Fue una pérdida notable de tiempo, con técnicos de telex (enlaces) interviniendo… Logramos el enlace quince minutos antes del juego. Salió sin contratiempos, pero la presión fue enorme”.
Los momentos, sin embargo, no son solo de tensión técnica, sino también de profunda emoción colectiva; atesora la transmisión del primer desfile del Primero de Mayo tras la pandemia de COVID-19. “Se vivió algo muy especial cuando desfiló el bloque de la salud. La ovación de toda la plaza ante el paso de nuestros médicos… eso no se borra de mi mente”. Y, como buen tunero, un recuerdo imborrable: “El momento en que Las Tunas ganó por primera vez la Serie Nacional de Béisbol. Primero, por la emoción que recogí; después, por la oportunidad única de estar allí, en Villa Clara, viviéndolo”.
Vivir desde el agradecimiento
Detrás del realizador que es hoy, William reconoce a sus maestros, nombra con afecto y respeto a Andrés Martínez, Carlos Alberto Montero, Yunior Oro Paredes, Nadier Hidalgo y, de manera especial, a Yusdel Rojas Ortiz. “A todos ellos les agradezco el realizador que soy hoy, a Yusdel, donde quiera que esté, lo llevo con mucha emoción, todos los momentos que compartimos, debatiendo desde béisbol hasta aviación”.
Hoy, William Miguel Vázquez Sosa sigue en su trinchera sonora, aunque una afección en la vista “a veces me pone límites”, como admite con honestidad, su intención permanece inquebrantable: “La intención de entregarle a los oyentes siempre un producto de calidad”, concluyó.
Su historia es la de un hombre que encontró su vocación en la retaguardia, manejando las tablas de control, pero que desde allí ha sido testigo y protagonista esencial de los sonidos que definen a una ciudad.
Este 4 de diciembre, Día del Realizador de Sonidos en Cuba, su trayectoria es un ejemplo del arte callado pero fundamental de hacer llegar, con excelencia, lo mejor del éter a cada hogar.
/lrc/
Comente con nosotros en la página de Facebook y síganos en Twitter y Youtube




0 comentarios