Puerto Padre, Las Tunas.- El estadio Antonio» Curro» Barrera de Chaparra fue testigo de una de las proezas más asombrosas en la historia del béisbol tunero y cubano.
El zurdo Josvel Céspedes, un joven lanzador oriundo del barrio de Salgacero, al sur del municipio de Jesús Menéndez, escribió su nombre en letras doradas al lanzar un juego perfecto de siete entradas con solo 39 lanzamientos.
El hecho ocurrió el 21 de julio de 2001, en el primer choque de una doble jornada entre el equipo local y el representativo de la Empresa Antonio Guiteras, como parte del Torneo Provincial de la Liga Azucarera.
Aunque ambos conjuntos llegaban con favoritismo, nadie imaginó que ese día se presenciaría algo extraordinario. Dominio absoluto: 33 strikes, solo 6 bolas Josvel Céspedes, quien ya tenía experiencia en Series Nacionales con Las Tunas, no dio tregua.
Su eficiencia fue tal que tres entradas las resolvió con solo tres lanzamientos cada una, en otra necesitó 10 envíos y las tres restantes las despachó con 20 lanzamientos combinados.
Según cuenta en una de sus reseñas el reconocido periodista deportivo Juan Emilio Batista Cruz, ya fallecido, el anotador oficial, Pedro Fajardo Reyes, recordó años después que, tras las primeras entradas, notó que algo histórico estaba en marcha, de ahí que fue minucioso a la hora de apuntar cada detalle del desafío.
Defensa impecable: todos aportaron La hoja de anotación revela otro dato asombroso: todos los jugadores del equipo local registraron al menos un out, incluido el propio Josvel Céspedes, quien atrapó un elevado cerca del montículo.
El preludio de una leyenda en la Liga… Este juego perfecto fue solo el anuncio de lo que vendría.
Un año después, Céspedes se convertiría en pieza clave del título nacional de la Liga Azucarera con la Empresa Jesús Menéndez, consolidándose como uno de los lanzadores más temidos de su época.
¿Por qué sigue siendo un récord histórico? En el béisbol moderno, incluso en Grandes Ligas, un juego perfecto suele requerir entre 90 y 100 lanzamientos en partidos de nueve entradas.
La hazaña de Josvel Céspedes, con 39, en 7 inings, es una nuestra de eficiencia desde la lomita.
Josvel, hoy fuera de los diamantes, dejó un legado imborrable para su terruño y la llamada «Pelota dulce» en Cuba.
El estadio Antonio «Curro»Barrera, ese que vibró en 2001, guarda en sus gradas el eco de un día inolvidable para el hijo pródigo de la comunidad de Salgacero.
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