Las Tunas.- Garantizar en el propio territorio tunero los alimentos que demandan los 475 mil 343 habitantes es un importante reto en las complejas circunstancias económicas por las que atraviesa Cuba; pero, constituye una responsabilidad del Estado y el gobierno, bajo la conducción del Partido.
Para lograrlo, en la provincia de Las Tunas existen metas a corto, mediano y largo plazos que implican transformar los modos de actuación, tanto de los tenentes de tierra como de los dirigentes y especialistas de los organismos, para en el futuro alcanzar la soberanía alimentaria del país.
La estrategia local contempla el incremento de las áreas agrícolas porque la falta de plaguicidas, fertilizantes y fungicidas provoca una disminución de los rendimientos, que no se resuelve solamente con la siembra de variedades más resistentes a las enfermedades.
No obstante, la incorporación de los nuevos espacios depende en buena medida de la disponibilidad de combustible para el desbroce de marabú y la roturación de la tierra pues no es suficiente el laboreo de las plantaciones con el uso de la tracción animal.
También prevé el completamiento del balance en los renglones rústicos- dígase plátano, yuca, boniato y malanga más ñame- en lo que son determinantes los polos productivos que se alistan en los ocho municipios, con mayor relevancia en Jesús Menéndez y Jobabo.
En esos escenarios productivos se desarrollan áreas extensas y compactas de un solo cultivo, lo que permite cosechar de una vez grandes volúmenes, ahorrar recursos en la recogida y el traslado y satisfacer la demanda no solo de las comunidades sino de los poblados y las ciudades.
Además de las limitaciones materiales de recursos, contra la estrategia tunera incide la insuficiente cantidad de agua embalsada en las presas y micropresas y que este territorio se mantiene como uno de los de menos áreas bajo sistemas de riego y con más bajo promedio de precipitaciones.
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