Las Tunas. – La puesta se muestra casi exacta para apreciar la juventud de cada engranaje, el movimiento estudiado del director, hasta la emoción casi oculta por el instrumento de quienes asumen que son los finalistas en un proceso que ha durado 15 años.
El público se pone de pie para ovacionar y el dueño de la batuta, Giudel Gómez, invierte los papeles para ser esta vez quien agradezca a tanta gente buena que acompañó a la finalmente Orquesta Sinfónica de Las Tunas en el camino hacia su concreción.
Casi niños aún y como estudiantes de la Escuela Profesional de Arte El Cucalambé protagonizaron los primeros intentos; unos todavía están, otros les acompañan a través de la familia, como conquistadores de sueños diferentes y páginas de una historia que ahora comienza.
En un debut cargado de emociones el público asistió a la interpretación de la obertura a la ópera Las bodas de Fígaro, Concierto para fagot y Orquesta, y Sinfonía número 31, todas del compositor Wolfgang Amadeus Mozart.
Como solista les acompañó Ramón Alejandro Márquez Ramos, fagotista concertista de la provincia de Santiago de Cuba, en comunión armoniosa con los 49 músicos que integran hoy el colectivo con posibilidades de crecer.
Aun con estudiantes en algunos puestos y el afán de superación profesional en todos sus miembros, la Orquesta Sinfónica de Las Tunas inicia un camino que avizora éxitos y la simpatía de un público privilegiado de contar con tal riqueza para la vida cultural del territorio.
/mga/
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