Dicen que el amor de abuelos supera todos los afectos. Recuerdo que fue en una parada cuando me pareció reconocer a la mía en una señora, regañando con cariño a su nieta adolescente diciéndole que cuando llegaran a casa le iba a hacer el caldo que más le gustaba porque a ella no la engañaba, tenía la «cara achurrada».
