Las Tunas.- Cuando se pregunta por el mejor carpintero de la carpintería Libertad, aledaña al aserrío de esta ciudad, y perteneciente a la empresa agroforestal de Las Tunas, nadie duda en señalar a Miguel La Rosa Guerrero, un hombre con una paciencia a toda prueba, que parece acariciar la madera para encontrar las más variadas formas.
Tiene 60 años, y de ellos 39 los ha dedicado a la carpintería, oficio que aprendió en una escuela del municipio de Colombia y en Holguín, hasta llegar aquí, el único centro de trabajo en su vida.
«Cuando yo entré aquí como venía de la escuela no traía una práctica previa, es más difícil porque se comienza de cero y siempre uno debe arrimarse a un carpintero de más experiencia para adquirir conocimientos.
«Lo que más he aprendido es servirle a la población, mi casa, mi empresa; soy capaz de hacer cualquier trabajo, desde montar una puerta y poner un llavín, hasta el mueble con el diseño más complejo.
«Para ser carpintero uno debe esforzarse y aprender del que más sabe, y hacer los trabajos con la calidad que se requiere».
Miguel La Rosa Guerrero es feliz con lo que hace. Porque este, su único oficio desde que era un adolescente, lo ha atrapado para siempre y no puede vivir sin el olor a madera ni el sonido a veces ensordecedor de los equipos de una carpintería.