Abel, el más generoso, querido e intrépido de nuestros jóvenes

20 de Oct de 2022
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Las Tunas.- Dicen quienes lo conocieron que tenía eso que llaman, el don de gentes. Alto, cargado de hombros y de ojos profundos, Abel Santamaría Cuadrado caía bien y tenía muchos amigos.

En su Encrucijada natal, donde nació el 20 de octubre de 1927, se relacionó desde pequeño con las personas más humildes del batey del central Constancia y entre ellos conoció las penurias de los trabajadores en una Cuba bajo la bota de dictadura al servicio de los Estados Unidos.

Cargado de sueños, aquel muchacho amante de José Martí, se trasladó a La Habana, en busca de nuevos horizontes laborales y la aspiración de continuar sus estudios.

Al vincularse al Partido del Pueblo Cubano, Ortodoxo, conoció a Fidel Castro y entre ellos nació una comunión de ideales que los haría inseparables en todo el proceso conspirativo de las acciones del 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba y Bayamo.

La madrugada de la Santa Ana, a pesar de su inconformidad, Fidel le encomienda una misión que parece menos arriesgada y le ordena preservarse para continuar la lucha si él muriera en el asalto.

Al fracasar el ataque principal al Moncada, Abel toma la valiente decisión de enfrentar las tropas de la dictadura desde el hospital Saturnino Lora para garantizar la retirada de los asaltantes.

Al quedar rodeado y sin municiones, fue detenido junto a sus compañeros, torturado y finalmente asesinado. Solo tenía 26 años de edad.

«Es necesario que todos vayamos con fe en el triunfo, pero si el destino nos es adverso, estamos obligados a ser valientes en la derrota porque lo que pase en el Moncada se sabrá algún día, la historia lo registrará y nuestra disposición de morir por la Patria será imitada por todos los jóvenes de Cuba, nuestro ejemplo merece el sacrificio y mitiga el dolor que podemos causarle a nuestros padres y demás seres queridos. ¡Morir por la Patria es vivir!» dijo Santamaría Cuadrado a los futuros moncadistas antes de enfrentar su destino.

Meses después de su muerte, en el juicio por los sucesos del 26 de julio, Fidel destacó las cualidades de Abel Santamaría a quién calificó como «el más generoso, querido e intrépido de nuestros jóvenes».

/lrc/

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