José Antonio Echeverría señaló el camino con su sangre

15 de Jul de 2020
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Una infancia feliz y libre de vicisitudes no hizo de José Antonio Echeverría Bianchi un hombre ajeno al sufrimiento de pueblo cubano bajo la bota batistiana. Por el contrario, aquel niño, que vio la luz el 15 de julio de 1932 en el seno de una familia acomodada de la ciudad matancera de Cárdenas, desde muy pequeño mostró una fuerte vocación por la justicia social que marcaría el resto de vida.

Su afición por la matemática y el dibujo por lo llevaron a la capital para estudiar arquitectura en la Universidad de La Habana.

Allí empezarían sus hazañas como dirigente estudiantil, donde trascendió por su activa labor al frente de la Federación Estudiantil Universitaria y posteriormente como fundador del Directorio Revolucionario.

Por esa época ya ha recibido golpizas, persecución y encarcelamiento; y en la Colina universitaria, baluarte de la resistencia popular, fue el cabecilla de innumerables manifestaciones.

Precisamente como representante del estudiantado cubano recorre varios países para denunciar los males de la dictadura en Cuba y a su paso por México se encuentra con Fidel Castro que prepara una expedición armada.

Ambos líderes firman allí la llamada Carta de México en la que se comprometen, su organización estudiantil y el movimiento encabezado por Fidel, a luchar contra la tiranía de Batista y hacer la Revolución.

A pesar de la inmensa responsabilidad, Manzanita, como le llaman sus amigos, tiene tiempo para todo. En la noche se encontrará con su novia y junto a un grupo de amigos irán a bailar, a caminar por el Vedado, a compartir un traguito.

En sus ratos libres también practica deportes, colecciona sellos, dibuja, escucha música, lee. Y cuando las clases lo permiten se da una vueltecita hasta su ciudad natal, para ver a su familia.

José Antonio Echeverría, expresó reiteradamente en sus ardientes discursos, que sus esfuerzos estaban dirigidos a despertar la conciencia del pueblo para que luchara por sus derechos. No eran meras palabras.

El 13 de marzo 1957 en el asalto al Palacio Presidencial y la toma de la emisora Radio Reloj, acción organizada para derrocar al régimen, el líder estudiantil perdió la vida, señalando con su sangre el camino de la libertad. Camino que hoy siguen los estudiantes cubanos.

/nre/

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