Los esfuerzos de este país apuntan a caminos que permitan sobre todo garantizar la producción de alimentos y desarrollar diversas esferas de la industria y el comercio, sin desatender el enfrentamiento a la pandemia.
Recientemente, el ministro de economía y finanzas cubano, Alejandro Gil, esbozó un grupo de ideas que comienzan a aplicarse como es el caso de la novedad para esta isla de la aprobación de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Este mecanismo permitirá además que las empresas, de cualquier categoría, tanto estatal como particular, puedan exportar sus bienes y servicios en dependencia de un aspecto fundamental, la calidad.
Algunos puntos planteados por el ministro de economía apuntan a mantener la planificación y conducción centralizada, desterrar la mentalidad importadora, incentivar la competitividad, el ahorro y preservar la política ambiental.
En esa lista de procedimientos aparece la regulación del mercado por métodos indirectos, el complemento de los actores económicos, e implementar aspectos claros de la gestión.
El papel dinamizador de la demanda interna en la economía constituye otro de los elementos claves que el titular prescribió, junto a dotar de mayor autonomía de gestión al sector empresarial estatal.
Gil defendió el valor de la empresa estatal socialista en busca de una eficiencia mayor de sus gestiones.
Ahora, el tema fundamental de desarrollo, luego de un enfrentamiento favorable a la Covid-19, está en la recuperación económica, consideró.
Aunque la enfermedad permanece latente en el mundo y todos los países están a la espera de una vacuna que destierre definitivamente el mal, el problema ante la vista para Cuba es mantener esa guerra sanitaria y propiciar la solución a sus problemas económicos.
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