Cómo Yadira Rosabal decidió hacerse útil y virtuosa

8 de Jun de 2020
   31

Las Tunas.- Hace seis años Yadira Rosabal Sánchez llegó a trabajar como enfermera en consultorio médico de Palo Seco, comunidad distante al sur de la geografía de Las Tunas.

Aunque para hacerlo solo contaba con los conocimientos de la licenciatura recién concluida, le parecía suficiente y echó a andar con ese ímpetu de comerse el mundo que es inherente a la juventud.

Sin embargo, muy rápido, cuando la realidad comenzó a mostrarle todo su rigor supo que nada fácil le esperaba.

Muy pronto tuvo que caminar varios kilómetros por un terraplén polvoriento y bajo un sol insoportable para asistir a los pacientes de Loma Alta, parecía que no llegaría nunca.

Apenas una semana después casi lo mismo, pero esta vez rumbo al Aguacate. “Era tan duro que tuve deseos de renunciar”, confiesa sincera y acto seguido se pregunta ¿dónde iba a quedar mi sueño de toda la vida de ser enfermera?

Si lo hacía tampoco tendría cara ni argumentos para cuando Anniyelis, su niña mayor, le preguntara cómo se hace esto o aquello en sus juegos frecuentes de inyectar y darles pastillitas a las muñecas.

Ante tales dilemas se sintió desarmada, con una sensación que no le gustó ni un poquito y entonces decidió que definitivamente seguiría siendo enfermera y se quedaría en Palo Seco.

En lo adelante el trabajo se mantuvo igual de intenso, incluso más.

Tuvo otras dos hijas, la más chiquita ahora tiene solo dos añitos.

En el consultorio, situado a más de 15 kilómetros de la cabecera del municipio de Jobabo, cada vez hay más que hacer. De allá viene todos los días la doctora Leonor.

Tienen más de trescientos pacientes, muchos hipertensos, también diabéticos a quienes los visitan como mínimo una vez a la semana, aunque no estén descompensados.

De la salud de los niños menores de un año y las embarazadas ellas tienen que saber todos los días y de tal esmero en la atención nace el mejor de los resultados: cero índice de mortalidad infantil y materna.

La Covid-19 le impuso un reto adicional.

Más allá de sus obligaciones diarias de estar atenta a la más mínima señal de la enfermedad y de educar y enseñar a sus pacientes a protegerse, Yadira también asume hoy la asistencia a las personas de más edad, que viven solos o que por otras razones, necesitan apoyo.

Llevarles alimentos, medicinas y hacerles otros tramites ahora también es  parte del día a día de Yadira Rosabal Sánchez.

Ciertamente la vida no siempre abre las puertas como se desea, sin embargo, cuando el anhelo personal es hacer bien a otros y cumplir con la más humana de las profesiones, no existen barreras infranqueables. Yadira Rosabal Sánchez bien lo aprendió al decidir hacerse útil y virtuosa.

/nre/

Comente con nosotros en la página de Facebook y síganos en Twitter y Youtube 

Últimas noticias

Las Tunas, más allá de un abrazo asistencial

Humanismo y solidaridad son valores que enaltecen a los educandos de la Universidad de Ciencias Médicas de Las Tunas, que llegaron hasta el centro de evacuación en el instituto preuniversitario de ciencias exactas Luis Urquiza Jorge, para llevar la prevención como parte de la educación en el trabajo de quienes cursan hoy el quinto año de Medicina.

El precio del deber, la huella del huracán Melissa y el «Saratoga» en un rescatista

En sus ojos aún se refleja la devastación del huracán Melissa y el siniestro del Hotel Saratoga. Yoelbis Michel Rojas Ochoa, técnico de rescate y salvamento, narra con una mezcla de orgullo y dolor las experiencias que han marcado su vida, donde la solidaridad y el compañerismo son su motor, pero también donde ha tenido que enfrentar la pérdida de quienes consideraba sus hermanos.

El valor de una verdadera familia

A oídas, parece increíble que en una biplanta de la ciudad de Las Tunas estén protegidas 41 personas residentes en la comunidad de Guamo, de la provincia de Granma, un poblado víctima de las revueltas y crecidas aguas del río Cauto.

Más leido

Otras Noticias

Pedro Avile: el agradecimiento eterno al pueblo de Colombia

Pedro Avile: el agradecimiento eterno al pueblo de Colombia

Pedro Avile Alarcón de 51 años, es un productor que reside en la zona de Guamo, en Granma, el junto a su familia recibieron atenciones en el centro de evacuación Instituto Politécnico «Flores Betancourt» en el municipio de Colombia.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *