Omar Borrero Celles: con la medicina en el corazón

30 de Abr de 2020
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Las Tunas.- Nunca imaginó estar entre quienes figuran ya como ejemplo, entre quienes enarbolan la solidaridad y el humanismo en una batalla por la vida. Como otros jóvenes de la provincia de Las Tunas constituye esa fuerza excepcional que defiende como máxima aspiración la prédica martiana «Con todos y para el bien de todos».

Así conocí, mediante WhatsApp, de la responsabilidad multiplicada del residente del tercer año de la especialidad de Medicina Interna, por la vía del internado vertical Omar Borrego Celles. «Es una gran satisfacción, un honor integrar el equipo de médicos que empezó atender los casos sospechosos en la provincia y que hoy enfrenta la Covid-19, sin dudas una batalla que enfrentamos todos. Una experiencia que me ha aportado muchísimo.

«Comencé por la sala de respiratorio, del cuerpo de guardia del Hospital Provincial Ernesto Guevara, atendiendo todas las infecciones respiratorias que llegaban remitidas o espontáneas para impedir las infecciones respiratorias agudas» sostiene en su diálogo mientras descansa en su primer día de aislamiento después de su última jornada de trabajo.

«Tras conocer del primer caso nos dejan en cuarentena en la institución para aislarnos de las familias y evitar la transmisión a las comunidades, trabajando directamente en el hospital y descansando en el intermedio de las guardias de 24 horas. Nos pareció un poco difícil alejarnos de las familias y las amistades pero teníamos ese objetivo, teníamos que cumplir». Así estuvo varios días, pendiente de no equivocarse, mantuvo la percepción de riesgo mientras cumplía estrictamente el protocolo sanitario en la sala habilitada.

De la experiencia: mayores conocimientos

El descanso después de los turnos de trabajo no le permitía la tranquilidad consigo mismo, durante las intensas jornadas revisitaba lo aprendido en sus horas de estudios pues junto al equipo enfrentaban una enfermedad con múltiples manifestaciones.

«Vivir esta experiencia significa una misión internacionalista, estoy cumpliendo en la zona donde desarrollo mi experiencia profesional. Desde que alcancé la carrera de Medicina, me gradué y me hice médico, siento gran compromiso ante cada tarea que me encomiendan porque mi pasión es salvar vidas.

«Esta práctica contribuye a mi profesión y me aporta muchísimo. Se trata de encontrarnos con pacientes graves que requieren cuidados intensivos especiales, procedimientos que exigen mayores conocimientos y preparación», precisa mientras explica algunas instrucciones técnicas en esta etapa.

«También en el hospital se organizó la capacitación a todo el personal desde el punto de vista epidemiológico que nos sirvió para la realización del control de foco de cada paciente», amplía mientras se toma un descanso para responder otros mensajes de amigos y familiares interesados por saber sobre este héroe de bata blanca.

Escuche las declaraciones de Omar:

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Medicina, filosofía de vida

Omar pone su corazón a disposición de sus pacientes, admira el esfuerzo de todo el equipo que como él dedican horas para vencer a la Covid-19 en la provincia, mientras ratifica el humanismo de quienes practican esta profesión que le hace feliz.

«Ser un médico cubano significa ser un héroe porque hacemos de la Medicina una experiencia única que vive cualquier personal de la salud.

«Siempre quise ser Clínico y es la Medicina Interna (MI) la que me apasiona. Primero espero convertirme en especialista de primer grado de MI, llegar a ser tal vez hasta de segundo grado, también desempeñarme en las funciones docentes, ser profesor asistente o auxiliar», comenta mientras comparte el sueño de incluso un segunda especialidad, de preferencia la Medicina Intensiva y Emergente, convertirse en un médico clínico-Intensivista, especializado en la atención al paciente grave.

Su pasión, salvar vidas, impone con total seguridad esas palabras este tunero que resultó alumno ayudante toda su carrera, graduado más integral del curso 2017-2018 con título de oro, «ese es un mérito que solo lo ofrece el paciente que tienes delante, cómo lo atiendes y te desempeñas, para mí es eso.

«Un médico cubano simboliza humildad, honestidad, incluso hasta valentía de ser y de hacer con menos recursos pero con muchos conocimientos para eso nos preparan desde el primer año de la carrera y hacemos un juramento hipocrático que nos compromete más con nuestro tiempo».

La familia: apoyo e inspiración

Los primeros días resultaron los más difíciles, la lejanía de la madre, la esposa, los abuelitos y los amigos no le llevó a abrigar la soledad, se aferró siempre al apoyo absoluto de cada uno de ellos ante su disposición de servir en la primera fila, y de saberse acompañado hasta en los momentos más tensos.

«La familia es fundamental, tanto los que están como aquellos que ya no están, te da el sentido de que puedes seguir enfrentando cualquier situación que se te ponga delante, fue muy difícil pero se asumió, dimos juntos el paso al frente, esas llamadas telefónicas nos hacen seguir firmes aquí.

«Mi corazón se lo puedo entregar por completo a un paciente pero con la tranquilidad espiritual de que mi familia me apoya. Ellos siempre están al tanto de que me siento bien y protegido, estoy cumpliendo mi compromiso porque así lo escogí», asevera con orgullo mientras resurge en él la paz interior.

Omar supo que ser médico no sería una profesión, sino una filosofía de vida que lleva el sello de la profesionalidad, esa que lo comprometió mucho más desde una experiencia muy cercana.

«Hace dos años perdí a mi papá, ver cuánto hicieron los médicos de la Terapia para mantenerlo con vida y por sostener su último aliento. Estar en la condición de ser médico e hijo a la vez, fue muy duro. Siempre tuve la fe de que podía salvarse y no fue así. Por eso quisiera ayudar aquellos pacientes graves, salir y decirle al familiar que está estable puede sobrepasar este cuadro, quisiera ayudar a los demás como lo hicieron conmigo».

Suficientes razones tiene este joven galeno para entregar lo mejor de sí todos los días. Ahora, desde el aislamiento, se aferra al orgullo del deber cumplido y del agradecimiento con una sencilla mirada, sensación que solo perciben quienes detrás de una bata blanca entregan también su alma.

/nre/

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