Han pasado 62 años y, sin embargo, lo que sucedió el 2 de diciembre de 1956 en la ribera inhóspita de Los Cayuelos, cerca del playazo de Las Coloradas, Niquero, costa suroriental de Cuba, clavó un jalón en la historia más reciente de la nación y reafirmó que la continuidad de la revolución libertaria era una realidad, anclada al fin en puerto seguro.
