Julio Antonio Hernández Ramírez reside en el municipio de Colombia, y sabe muy bien que una gota de sangre es necesaria e imprescindible para salvar una vida.
«Comencé a donar sangre desde los 17 años, y llevo más de 30. Me motivé por su importancia para la salud de las personas que están en los hospitales ingresadas; yo no la vendo, eso no tiene precio».
Hernández Ramírez, perteneciente al consultorio médico La Maravilla, se siente satisfecho, conoce la utilidad de lo que hace para la sociedad, y más cuando muchas vidas dependen de él.
«Cada tres meses dono, debo estar cerca de las 100. Tengo la satisfacción de que han llegado a su destino. Para mí donar ya es una necesidad, cuando me demoro, siento el cuerpo pesado; después de hacerlo llega la ligereza».
En el Día Mundial del Donante de Sangre, este 14 de junio, Hernández Ramírez, recibió el agasajo de su comunidad y del sistema de Salud Pública del municipio de Colombia.
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