Las Tunas.- En tiempos como estos es difícil que los jóvenes se mantengan trabajando en el campo, aunque hayan nacido de padres campesinos, primero por lo duras que resultan esas labores, y porque en las ciudades indiscutiblemente hay muchas más oportunidades de desarrollo.
Sin embargo no son pocas las excepciones de muchachos que se apegan al surco, no solo por sus tradiciones familiares, también porque les gusta lo que hacen, y en la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Maniabo, Yeidel Alexis Céspedes Velázquez, con solo 26 años de edad, tiene muchas motivaciones como ordeñador y alcanza altas cifras de producción cada mes.
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Todos los días, antes del amanecer, Yeidel anda detrás de sus vacas para el ordeño. Y cuando le toca ordeñar a Rondana, su vaca preferida, el entusiasmo crece, y el cariño hacia el animal también.
«Rondana es mi mejor vaca. Ella da alrededor de 15 litros de leche todos los días, y le tengo un gran cariño. Es una vaca que está recentina, con un buen estado físico. Ya hace 10 años que soy ordeñador, y aunque he tratado de hacer otros trabajos siempre regreso aquí».
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Yeidel Alexis Céspedes Velázquez es un ejemplo vivo del empuje de los jóvenes cuando creen en lo que hace. Para él en lo laboral lo primero es su vaquería 11, que cada día aumenta sus producciones, después de un letargo prolongado de la UBPC Maniabo, que en sus años mozos lograba un millón de litros de leche en un año, y ahora despierta, bajo la conducción de un vaquero sabio como Luis Fonseca, el guía de aquellas hazañas, para quien los jóvenes son la fuerza principal de lo que se haga.
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