Corría el año 1868 y aquella reunión conspirativa del cuatro de agosto, se convirtió en junta memorable, no solo porque allí se dieron cita los principales jefes de las regiones de Oriente y Camagüey, sino también porque fue allí donde se decidió la fecha del alzamiento para iniciar la guerra por la independencia de Cuba; plan que vio la luz cuando el 10 de octubre de ese mismo año Carlos Manuel de Céspedes dio la libertad a sus esclavos en La Demajagua.
