La brisa marina de la costa norte cubana es sello distintivo del municipio de Jesús Menéndez, en Las Tunas. Tiene ese territorio el encanto de su gente sencilla y noble, dinastía de azucareros y labriegos que, desde tiempos inmemoriales, buscan en la ciencia ese saber que deposita en la tierra y recibe de ésta lo necesario para vivir.
Es su poblado central, Chaparra, anhelo de tantos hijos hoy dispersos por el mundo, pero que no olvidan su raíz asentada en la apacible comarca cuyo nombre, reza la leyenda, proviene de una bella india; aunque la historiografía también recoge que el vocablo Chaparra es de origen vasco o vascuence, lengua hablada por los naturales de la provincia española de Vizcaya.
Por las aguas del Mar de las Antillas, llegaron a Menéndez los primeros pobladores, cuya trayectoria y vida se conocen hoy gracias a la labor paciente y dedicada del Grupo Espeleo–Arqueológico “Atabey–Maniabón”. La historia de este poblado se ha escrito con la valentía y la rebeldía de esos aborígenes, de quienes llegaron en busca de una mejor vida y de los que desafiaron a la tiranía batistiana desde el caserío de El Canal, de manera que, en comparación con los barbudos comandados por Fidel, los soldados del batistato denominaron a esa zona “Sierra Chiquita”, designación de la cual hasta hoy se sienten orgullosos sus habitantes.
Mucho antes, hasta esos lares pródigos en contrastes sociales llegó El General de las Cañas, el hombre de tez de ébano que ante la imposibilidad de entrar el ingenio de azúcar, exclamó: «Algún día entraremos por esas puertas como dueños». Y así fue; y en honor a Jesús Menéndez, en 1976, con la puesta en vigor de la división político administrativa en Cuba, este territorio adoptó el nombre del emblemático líder azucarero.
Desde 1959 este poblado ha continuado escribiendo su historia, con el esfuerzo de sus habitantes que levantaron allí escuelas, Joven Clubs de Computación y Electrónica, un círculo infantil, Facultad Obrero Campesina, Sedes Universitarias, instituciones culturales y deportivas de toda índole. Allí, han echado raíces y alas creadores de talla universal que desde la literatura, el arte escénico, el diseño, la crítica, las tradiciones populares…en suma, desde la cultura, han honrado su estirpe chaparrera y cubana.
Con esos aires de grandeza y a su vez callada naturalidad los habitantes de esa tierra miran al futuro, la construcción de los parques eólicos Herradura 1 y Herradura 2 y la creación de micro, pequeñas y medianas Empresas (Mipymes) sintonizan con ese empeño por la prosperidad. Tales bríos se funden con los de toda una provincia que busca empujar el país hacia adelante, atrás van quedando los peores capítulos de la Covid-19 y, otra vez, la vida retoma su curso; nuevas metas y proyectos se imponen y quienes ocupan cargos directivos, así como la militancia partidista, bisoña o experimentada, procuran lo mejor para su gente, tenaz, patriota, sencilla, cubanísima.
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