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Desde Italia en medio de la tragedia: Gracias por venir a ayudarnos, nos decían con sus ojos

Las Tunas.- Natacha Labrada presentía que en cualquier momento llamarían a su esposo, el enfermero Eduardo Brito Pérez, desde la Dirección de Colaboración Médica de Las Tunas pero no por esperada, la llamada dejó de impresionarla.

Cuando sonó el teléfono él no estaba en casa, fue ella quien contestó y por tanto la primera en saber que muy rápido saldría para Italia a reforzar la atención sanitaria frente a la pandemia de la Covid-19.

“Dije que la decisión es personal, la toma él pero que no tenía duda que se iría y efectivamente, cuando llegó me dijo tú me conoces bien, por supuesto que me voy”.

Entonces sentí de nuevo el sobresalto y ese frío que me dio en el estómago cuando supe que se iba para Sierra Leona a combatir el ébola, o para Haití durante el terremoto y después ante la emergencia por el cólera”.

Pero como enfermera que también es y compañera de vida de tantos años de un integrante de la brigada médica cubana Henry Reeve, ella sabía bien que no tendría tiempo de reparar en su malestar.

En esta ocasión como las veces anteriores tuvo que reponerse preparando junto a él, lo mínimo necesario que se lleva para estas contingencias.

Lo otro fue compartir la noticia con Eduardito y Rosabel, sus hijos.

“Son niños pero siempre le hemos explicado bien que los enfermeros y los médicos tenemos que ir a curar a las personas a cualquier lugar del mundo”.

Varias horas después de llegar a Italia nos comunicamos por Messenger con él y nos dijo:

“Estamos en Lombardía. Hace mucho frío aquí, las calles están desoladas, todo es muy impactante, pero lo más duro es el profundo cansancio que de tanto trabajar se ve en la cara de los sanitarios italianos, se alegraron mucho cuando llegamos, lo vimos claramente en su miradas, sus ojos nos decían gracias por venir a ayudarnos.

«Por lo demás no hay problemas, todos estamos bien, protegiéndonos al máximo y entrándole con el único espíritu que tenemos los de la Henry Reeve, el de vencedores, a la pandemia de la Covid”.

Mientras tanto Natacha y los niños aguardan tranquilos en su casa en la calle Lora de esta ciudad.

Y están muy orgullosos sobre todo porque Eduardo Brito Pérez, el enfermero de su familia y de Cuba, estuvo, está y estará siempre en la región del planeta donde más precisen de su servicio, donde haya catástrofes, que es justamente donde los profesionales de la salud de otros países se niegan a penetrar.

/nre/

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