Las Tunas.-A sus escasos años, Marian Rachel Carmenate se expresa con el convencimiento habitual en quienes tienen décadas de desempeño. Justo así porque el magisterio no admite energías a medias, el maestro se entrega o no. Con tan solo un año de magisterio, ella posee esa certeza tanto como los educadores de larga data que la inspiran y guían en este camino.
Marian soñó, desde su infancia, en estar cómo y dónde está. «Desde pequeña tuve interés por ser maestra, era algo que iba más allá de mis sueños», comenta mientras hurga en las memorias de su niñez, cuando acompañaba a su madre, asistente pedagógica en el seminternado Jesús Argüelles, lugar exacto en el que ella hoy enseña.
«En aquella época, colaboraba en las actividades, revisaba las tareas y trabajos prácticos; estuve, además, en un círculo de interés, y ya más adelante me inicié en la Universidad en el perfil de las Ciencias Pedagógicas porque mi mayor anhelo es contribuir a formar a las nuevas generaciones.
«Mis prácticas siempre fueron en esta escuela porque el colectivo es maravilloso y trabajamos como equipo, con sentido colaborativo y de ayuda mutua. Asimismo, desde la dirección el respaldo es incondicional. En ese período de entrenamiento, transité por todos los grados y luego he permanecido, preferentemente, en el segundo ciclo de 5to y 6to grado, de manera que ahora soy formadora de sexto en el área de las humanidades.»
Sus relaciones con la familia, cuenta, son las mejores; ese nexo, valora, es esencial para lograr el éxito en la faena diaria. «Me apoyan y, a su vez, se vinculan a las actividades», agrega.
Por su buen desempeño, responsabilidad y entrega al quehacer educacional fue escogida por sus compañeros para representarlos en el 12 Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
«Siento orgullo de participar y es un honor que debo a mis resultados como pedagoga. El pasado curso fui reconocida como destacada y es un mérito compartido con mis alumnos, estudiosos y disciplinados. Todo esto será parte de mi participación en el evento en el que podré compartir no sólo mi experiencia sino también la de mis compañeros.
«Será también una oportunidad para invitar a los jóvenes a que escojan esta maravillosa profesión, es difícil; pero cuando estás en el trabajo diario con los niños adviertes la satisfacción sentida de que ellos alcancen sus metas».
Ese amor y compromiso hacia la profesión es percibido por sus alumnos que con la expresión: «Es una gran maestra», sintetizan sus sentimientos en retribución a la entrega de Marian.
Escucharla decir, clara, precisa y resolutiva: «Es un orgullo ser lo que soy hoy: maestra de la Educación Primaria», llena de regocijo y alienta en tiempos en los que migrar hacia empleos mejor remunerados se torna tendencia. Alegra saber que hay jóvenes que ven en su labor pedagógica inspiración, cuidado, hogar…futuro.
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