Los coleros y revendedores desde diferentes posiciones monopolizan colas y mercancías. Hacen listas o se adueñan de las mismas. Venden los turnos que acaparan, compran para proveer a terceros, que luego revenden el producto y los precios por las nubes.
Una de las modalidades de coleros y revendedores es la venta a través de grupos de Redes sociales: medicamentos que no hay ni en los hospitales, productos industriales de todo tipo que solo produce o comercializa el Estado. Su radio de acción también está en la venta de dólares en las casas de cambio, compra y reventa de gasolina, reventa de materiales de la construcción, cilindros de gas licuado. Y unas preguntas se hacen muchos: si se conocen, se anuncian en las redes con teléfonos y hasta direcciones, ¿por qué la impunidad? ¿Dónde están los responsables de combatir ese mal?
La multiplicación de los revendedores parte del desabastecimiento en las unidades estatales del comercio interior, pero eso en modo alguno puede justificar su accionar y mucho menos verlo como algo normal.
Este mal envenena el bienestar de todos. Huele a podrido pero nadie hace por higienizar su entorno y por el contrario se comportan con toda impunidad.
Esto debe mejorar, dice un entrevistado al referirse a los revendedores, pero cómo, si prácticamente no hay acciones sobre ellos. Las denuncias realizadas por la ciudadanía ya ni se ven porque las acciones han sido pocas aun cuando se conoce que muchos productos salen de los almacenes legales e ilegales, tiendas clandestinas y estatales, retenciones de mercancías de primera necesidad, faltantes económicos.
El Consejo de Ministros ha desarrollado varios análisis de este asunto, y el Primer Secretario del Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, señaló que lo que no podemos permitir es que quienes no trabajan, no aportan y están en la ilegalidad, ganen más y tengan más posibilidades para vivir que los que realmente aportan; ahí estamos al revés, estamos rompiendo los conceptos del socialismo.
Pero no pasa nada. Por el contrario, los coleros y revendedores es el cuento de nunca acabar.
Y esto es todo por hoy. Ojalá que a usted le haya servido de algo las opiniones que se han expresado aquí, en Tiempo de cambio, el Podcast de Tiempo21, desde Radio Victoria, en Las Tunas. Yo soy Miguel Díaz Nápoles y lo invito a que nos encontremos otra vez para intercambiar opiniones sobre otro tema de alta sensibilidad para la población.