Llegó el tercer domingo de junio, el Día de los Padres. Papá es casi siempre la primera palabra que pronunciamos, luego y con el paso de los meses, los años…el tiempo es también una de nuestras más íntimas y queridas memorias.
Muchos de nuestros mejores recuerdos, de los más felices, de los más edificadores y personales tienen relación con la figura paterna. A veces esa imagen tiene el signo de los lazos de sangre, en otras oportunidades el de los afectos y el amor más allá de la genética y la biología.
Papá puede ser mil cosas, tanto como soñemos, tanto como de él logremos extraer en ese intercambio infinito entre progenitor y descendencia. Papá puede empinar papalotes y hacer trenzas, cocinar mejor que mamá y planchar los pañales, puede no saber arreglar las cosas rotas y ser el que pide una licencia porque mamá gana más y el ingreso hace falta…
No hay manuales o leyes escritas; la paternidad, como la maternidad, se emprende desde cada quien, desde cada hijo, desde cada familia. Gracias infinitas a quienes inician esta travesía difícil, a veces dura, pero maravillosa.
Para homenajearlos compartimos el siguiente trabajo que se acerca a un padre de Las Tunas, amante de sus dos retoños. ¡Ah, no olvides despertar al tuyo con un gran beso!
/mga/
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