Las Tunas.- A Róger Enrique Mastrapa lo conozco desde que era coordinador de los Comités de Defensa de la Revolución en la provincia de Las Tunas, allá por los finales de los años 80 del pasado siglo. Era un hombre inquieto, que no frenaba sus ansias de hacer desde la organización creada por Fidel Castro. Y no había un día en que no se levantara con una idea nueva para reinventar a los llamados CDR en función del mejoramiento de la sociedad.
Era un hombre carismático, de una personalidad fuerte, que venía de la heroica Santiago de Cuba y de paso por Holguín, donde también había sido directivo de la estructura de masas más grande del país.
[penci_blockquote style=»style-3″ align=»none» author=»»]Entrevista en audio realizada el pasado 28 de septiembre, en el aniversario 60 de los CDR
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Recuerdo su apego a la prensa, decía que los periodistas son los mejores aliados para impulsar cualquier proyecto. Todo lo que hacía era reflejado en los medios porque además, sus importantes iniciativas casi siempre despertaban el interés nacional y se socializaban por todo el país.
Por aquel entonces, los CDR en Las Tunas siempre figuraban entre los más destacados de Cuba, y eso, sin dudas, se debía a su liderazgo. Cierto es que contaba con un buen equipo de trabajo, pero su protagonismo era indiscutible y su empuje semejaba una polea trasmisora de entusiasmo y de un estilo de trabajo limpio, constante, aglutinador, como la esencia de la organización, a la que representó en misiones oficiales del Gobierno Cubano en la República Democrática Alemana, Nicaragua, Bulgaria, Yemen y Corea del Norte.
A él los CDR le deben, a nivel nacional, la guardia de los pioneros que se unen una vez al año con los miembros de la organización en una actividad plenamente formativa de las nuevas generaciones, los maratones de limpieza y embellecimiento, las patrullas montadas que velaban los campos para evitar el hurto y sacrificio de ganado mayor; el Plan Manatí de reforestación para el rescate de árboles maderables y frutales, el desarrollo del autoconsumo familiar en patios, azoteas y donde quiera que existiera un terreno para sembrar, denominado en el país el cuarto escalón del Programa Alimentario…, y muchas más.
Entrevista en video
Después que dejó los CDR creó la División Mambisa Mayor General Vicente García, el mayor contingente agrícola de Cuba con unos pocos cientos de hombres que producían grandes volúmenes de alimentos para la población. Y recuerdo las inmensas listas de personas que todos los meses recibían un módulo de productos con el excedente que quedaba tras entregar las producciones a las entidades estatales. «Ayudar a los demás es uno de mis grandes placeres», decía mientras daba vueltas en su pequeña oficina con el tabaco entre los dientes, y un nuevo propósito en su cabeza.
De nuestros archivos
Desde aquella época esplendorosa, Mastrapa es mi amigo. Y hablo en presente porque nunca va a estar muerto, ni para mí ni para las personas que lo conocieron y que ahora invaden las redes sociales con mensajes y fotos en su homenaje. Él es un guerrero y los guerreros no mueren; siempre son recordados.
Solo que ahora extrañaré sus llamadas semanales para saber de mí y de mi familia, sus consejos, sus conversaciones de los más diversos temas, sus ideas siempre brillantes, su amistad, su contagiosa personalidad, y sobre todo su eterna alegría y ganas de vivir.
/mga/