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Fidel, siempre en fecunda reflexión

Además del sentimiento y mi  natural incredulidad ante la muerte, entre las primeras cosas que vinieron a mi mente la noche del 25 de noviembre del 2016 fue pensar cuánto estaría haciendo Fidel en esos días, qué  asuntos o preocupaciones ocuparían su tiempo, qué leería o estudiaría.

Pensé en su profunda voluntad de trabajo y los análisis, papeles, notas …que  esperarían al día siguiente por su mirada inquisitiva de la realidad, el pasado y el porvenir. Todavía me inquieta la curiosidad por conocer por dónde andaba el interés de un hombre que a sus noventa calendarios escribía de la nube y, también, del microbio.

Con la curiosidad y sed permanentes de conocimientos que le eran inherentes y, además, el deseo de comunicarse con el pueblo y dotarle de elementos de juicio; Fidel escribió cerca de 500 textos, publicados bajo el sello de Reflexiones del compañero Fidel.

Tales escrituras reflejaron las acuciantes preocupaciones en torno a la nación y el destino de la vida humana, otras centraban la mirada en cuánto leía- desde literatura hasta despachos de  agencias de prensa- en algún pasaje de la historia o, incluso, en temas tan alejados de la política como la práctica de yoga.

Inolvidable y de perdurable vigencia resultan sus alertas acerca del peligro que representan las armas nucleares y las huellas de dolor y destrucción dejadas en Hiroshima y Nagasaki.

En esos diálogos, Fidel también nos legó valiosos análisis acerca de los grandes contrastes del modelo capitalista y aconsejó a los jóvenes: “Ser dialécticos y creadores. No hay otra alternativa posible”.

Fiel a su condición de soldado de las ideas, escribía de todo cuánto estudiaba y resultaba de repercusión en el ámbito nacional e internacional: «escribir es una forma de ser útil si consideras que nuestra sufrida humanidad debe ser más y mejor educada ante la increíble ignorancia que nos envuelve a todos», sentenció en una de sus reflexiones.

A su obra no escapó tampoco la Revolución Bolchevique y el descalabro del modelo socialista de Europa del Este, la producción de alimentos, el poder mediático internacional, la lucha por la paz, la resistencia de la nación cubana, o sui generis  temas como el cultivo y las propiedades de la Moringa Oleífera y la Morera.

Abogado de sus ideas y de la Cuba que forjó, su pluma fue defensora de nuestro proyecto de sociedad y de los logros conquistados a golpe de empeño. Pero Fidel era y es un hombre universal, y en consecuencia, desde Cuba, defendió el destino de la humanidad aunque esta isla antillana abonó sus desvelos y sus letras. En los cubanos de hoy y del futuro pensó y para ellos escribió. Nos corresponde ahora con inteligencia, valor y conciencia, impedir su ausencia y hacer de ese legado humanista, obra diaria.

/nre/

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