Aunque la economía cubana continúa su diversificación y su destino no recae solo en la producción de azúcar y sus derivados, la caña sigue siendo un rubro estratégico.
El cambio climático dispara el calor, ocasiona lluvia o sequía en cualquier temporada del año, lo cual desarticula los augurios de la ciencia probada y hasta la patrimonial sapiencia campesina prevaleciente aún en los campos como contenido valioso.
No obstante, hay trabajadores que apuestan por la caña, aunque sea duro trabajar en ella, así lo demuestra en su labor cotidiana Michel Marrero Tamayo, administrador de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) San Miguel, ubicada en el municipio de Puerto Padre.
Hace solo dos años esta entidad tenía deudas con el banco, sin embargo al concluir la zafra 2017-2018 los trabajadores recibieron utilidades, lo que muestra un resurgir de la cooperativa, asegura el administrador.
«De un rendimiento de 22 toneladas de caña por hectáreas en el 2016, hemos ido aumentando y ya hoy se observa un despertar que no solo se percibe en rendimientos que superan las 74 toneladas de caña por hectárea, sino además en la fuerza de trabajo y en la comunidad».
Ahora los resultados económicos de la entidad son favorables. Las utilidades se estiman en aproximadamente en 100 mil pesos cada año, y para esta zafra deben ser superiores pues la cooperativa alcanzó recientemente el Título de oro en el movimiento productivo por rendimientos de 74 toneladas por hectárea. De cómo logran estos resultados habla el presidente.
«El secreto más importante es tener en cuenta al trabajador, lograr que realicen la actividad con entrega, dedicarse por entero, con sacrificio, dedicación y amor, para lo cual hay que convencer y persuadir de la importancia que tiene la labor individual para alcanzar los resultados colectivos».
Con vasta experiencia en el quehacer azucarero, el administrador de la UBPC admira el desempeño de los trabajadores, con ellos logra sacar adelante no solo la cooperativa sino además transformar la comunidad, de lo que habla con orgullo.
«No nos son ajenas las dificultades que tiene el barrio, y por ello nos hemos involucrado en las reparaciones del consultorio médico de la familia, la bodega, el camino, así como el aporte a la gastronomía, entre otros programas que son para el bienestar de la población».
Aparejado al alistamiento de las tierras, la siembra de caña, y las atenciones culturales, los cooperativistas de la UBPC se preparan para el inicio de la cosecha, labor que desarrollan con pasión y amor por la tierra, para alcanzar mayor lozanía y rendimientos cañeros que les permitan lograr el salto productivo y económico que persiguen.
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